e-issn 2227-6513 santiago, 166, 2025
Artículo de Investigación
El archivo en Chilco de Daniela Catrileo: lengua, desplazamiento y cosmovisión mapuche
The Archive in Chilco by Daniela Catrileo: Language, Displacement, and Mapuche Worldview
O arquivo em Chilco de Daniela Catrileo: língua, deslocamento e cosmovisão mapuche
Alejandra Ferrer Cairo *1, ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2921-1226
1Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
*Autor para correspondencia: alejandra.ferrer.c@mail.pucv.cl
RESUMEN
Este trabajo propone un acercamiento a la configuración del archivo en la novela Chilco (2023) de Daniela Catrileo, con el objetivo de analizar el archivo mapuche como un espacio en tensión, donde la recuperación de la memoria ancestral se enfrenta a las marcas persistentes del colonialismo. Materiales y métodos: En nuestro análisis empleamos, desde una lectura crítica, las nociones sobre el archivo planteadas por Jacques Derrida en su estudio Mal de archivo. Una impresión freudiana y por Achille Mbembe en “El poder del archivo y sus límites”. Resultados: Los resultados develaron, a través de la ficción literaria, la imposibilidad de configurar un archivo mapuche “auténtico”, que no esté permeado por el influjo colonial. Discusión: En la novela, la escritora mapuche propone un archivo alternativo que intenta desafiar la violencia selectiva del archivo dominante, y para ello articula una dualidad entre archivo hegemónico y contrahegemónico. Conclusiones: Ante una estructura narrativa que muestra la representación del archivo en tensión, el archivo mapuche se erige entonces como incompleto y fracturado, imposible de ser configurado como “auténtico”, por estar permeado por las estructuras coloniales.
Palabras clave: archivo, Chilco, Daniela Catrileo, literatura mapuche.
Abstract
This paper proposes an approach to the configuration of the archive in Daniela Catrileo's novel Chilco (2023), with the aim of analyzing the Mapuche archive as a space of tension, where the recovery of ancestral memory confronts the persistent marks of colonialism. Materials and methods: In our analysis, we employ, from a critical reading, the notions about the archive proposed by Jacques Derrida in his study Archive Fever: A Freudian Impression and by Achille Mbembe in “The Power of the Archive and Its Limits.” Results: The results revealed, through literary fiction, the impossibility of configuring an “authentic” Mapuche archive that is not permeated by colonial influence. Discussion: In the novel, the Mapuche writer proposes an alternative archive that attempts to challenge the selective violence of the dominant archive, and to this end articulates a duality between hegemonic and counter-hegemonic archives. Conclusions: Faced with a narrative structure that shows the representation of the archive in tension, the Mapuche archive stands as incomplete and fractured, impossible to configure as “authentic” because it is permeated by colonial structures.
Keywords: archive, Chilco, Daniela Catrileo, Mapuche literature.
Resumo
Este trabalho propõe uma abordagem à configuração do arquivo no romance Chilco (2023) de Daniela Catrileo, com o objetivo de analisar o arquivo mapuche como um espaço em tensão, onde a recuperação da memória ancestral enfrenta as marcas persistentes do colonialismo. Materiais e métodos: Na nossa análise, utilizamos, a partir de uma leitura crítica, as noções sobre o arquivo apresentadas por Jacques Derrida no seu estudo Mal de arquivo. Uma impressão freudiana e por Achille Mbembe em «O poder do arquivo e os seus limites». Resultados: Os resultados revelaram, através da ficção literária, a impossibilidade de configurar um arquivo mapuche «autêntico», que não esteja permeado pela influência colonial. Discussão: No romance, a escritora mapuche propõe um arquivo alternativo que tenta desafiar a violência seletiva do arquivo dominante e, para isso, articula uma dualidade entre arquivo hegemónico e contra-hegemónico. Conclusões: Perante uma estrutura narrativa que mostra a representação do arquivo em tensão, o arquivo mapuche se erige então como incompleto e fraturado, impossível de ser configurado como «autêntico», por estar permeado pelas estruturas coloniais.
Palavras-chave: arquivo, Chilco, Daniela Catrileo, literatura mapuche.
Recibido: 9/1/2025 Aprobado: 14/2/2025
Introducción
En la actualidad, el escenario cultural chileno ha estado marcado por la emergencia de artistas y activistas mapuches que han convertido su experiencia migratoria en eje de sus producciones creativas. De este modo, la condición de mapuches urbanos, hijos de la diáspora y el desplazamiento forzado por la violencia estructural han constituido elementos comunes de la nueva generación de artistas mapuches integrada por Kütral Vargas Huaquimilla, Camila Huenchumil, Sebastián Calfuqueo y Paula Baeza Pailamilla, por solo mencionar algunos exponentes.
En tal contexto, nace la obra de la profesora de filosofía y escritora de origen mapuche Daniela Catrileo (San Bernardo, Chile, 1987). Su producción literaria ha estado motivada fundamentalmente por la búsqueda de sus raíces familiares, la representación de sus vivencias y la denuncia de la violencia a la que ha sido sometida históricamente la comunidad mapuche. De este modo, entre sus publicaciones encontramos los poemarios Río herido (2014), Invertebrada (2017), la plaquette El territorio del viaje (2017), Guerra florida/Rayülechi malon (2018), la plaquette Las aguas dejaron de unirse a otras aguas (2020) y Todas quisimos ser el sol (2023). A su quehacer poético se suman el libro de cuentos Piñén (2019), la novela Chilco (2023) y la propuesta ensayística de Sutura de las aguas. Un viaje especulativo sobre la impureza (2024). Como investigadora sus líneas principales están vinculadas a la literatura mapuche, las estéticas indígenas, la filosofía, los feminismos antirracistas y el pensamiento anticolonial. Realiza además un amplio trabajo de activismo en defensa de la comunidad mapuche. En este sentido, integra el Colectivo Mapuche Rangiñtulewfü y el equipo editorial de Yene Revista (Revista de Arte, Pensamiento y Escrituras en Wallmapu y Abya Yala).
Ante una producción literaria tan prolífica, cabe señalar que el interés de nuestro estudio se centra en Chilco, novela publicada a pedido en 2023 bajo el sello editorial de Seix Barral y galardonada en 2024 con el Premio Municipal de Literatura de Santiago. Sin embargo, ¿por qué elegimos a Chilco como foco de nuestro análisis? Si bien es cierto que la novela ha sido recibida con beneplácito por la crítica y consta con traducciones al inglés por Jacob Edelstein, y al danés por la editorial Aurora Boreal, los estudios que la abordan son escasos, probablemente por su reciente publicación. En este sentido, una revisión de artículos académicos, entrevistas a la autora y blogs revelan que la novela de D. Catrileo solo ha sido estudiada parcialmente.
Entre las más notorias investigaciones y artículos sobre Chilco destaca “Lo espeluznante-espectral en la novela Chilco de Daniela Catrileo” de Paola Lizana que, a partir de categorías de la narrativa fantástica, realiza una lectura crítica del colonialismo y la colonialidad en la novela. Por otra parte, el texto “Desterrados de todas partes: procesos de gentrificación en Chilco de Daniela Catrileo” de María Fernanda Libro analiza la representación en la novela de las crisis habitacionales en las grandes ciudades latinoamericanas como consecuencia de la larga historia de despojo territorial y la migración forzada del pueblo mapuche. Asimismo, ocupa un lugar relevante dentro de los estudios sobre el tema la tesis de grado “Identidades transcoloniales y territorio: análisis de la construcción de la subjetividad mapuche, mestiza y champurria en la novela Chilco (2023) de Daniela Catrileo” de Amira Itzel Rodríguez Ayala, que, desde un análisis crítico, se centra en las representaciones de la visión decolonial-anticolonial del territorio y las identidades transcoloniales en la mencionada novela.
No obstante, si bien es cierto que en Chilco la configuración del archivo constituye uno de los temas fundamentales que desarrolla la autora, solo es enunciado por P. Lizana y A. I. Rodríguez Araya sin profundizar en el análisis, precisamente por no ser el foco de sus investigaciones. No es gratuito, entonces, que la propia estructura narrativa sea fragmentada por la inserción del archivo de Chilco que aparece distribuido de principio a fin en la novela, elemento que anuncia la complejidad de la articulación del archivo en esta obra.
Ante tal panorama, proponemos que en Chilco, Daniela Catrileo evidencia, a través de la ficción literaria, la imposibilidad de crear un archivo mapuche “auténtico”, que no esté permeado por el influjo colonial. Así, mediante la representación del archivo, la novela muestra la vigencia de las estructuras coloniales hoy día. Para ello, la escritora configura el archivo mapuche como un espacio en tensión, donde la recuperación de la memoria ancestral se enfrenta a las marcas persistentes del colonialismo, y evidencia cómo la construcción de este archivo alternativo es mutilada por los códigos del poder hegemónico, herederos de las estructuras coloniales.
En primer lugar y como estrategia para evidenciar que es imposible crear un archivo completamente mapuche, la autora intenta construir un archivo contrahegemónico que, con un enfoque decolonial, recupera elementos desplazados por el archivo dominante —el mapudungun, la oralidad y la cosmovisión mapuche— y presenta una materialidad tocada afectivamente, a la vez que sugiere una forma alternativa de conservar y trasmitir la historia indígena. Sin embargo, no es posible configurar un archivo totalmente decolonial, al ser truncado por herramientas coloniales que continúan operando sobre los modos de producción y circulación del saber. En segunda instancia, desde la ficción, la autora articula su propia novela como archivo de la memoria, cosmovisión y subjetividad mapuches, que reivindica los procesos migratorios de este pueblo indígena como parte de una historia ancestral de desplazamientos forzados y despojos territoriales. No obstante, su propósito es poner en evidencia una vez más que esta representación está permeada por estructuras coloniales que aún permanecen vigentes.
Dentro de este marco, nuestro objetivo es analizar cómo Daniela Catrileo en Chilco intenta demostrar la imposibilidad de construir un archivo completamente mapuche, mediante una narrativa que expone las tensiones existentes entre memoria ancestral y estructuras coloniales, y cómo evidencia los límites y contradicciones que persisten cuando intentamos articular este archivo desde los códigos del poder dominante. En este punto es preciso señalar que, a lo largo de nuestro análisis, utilizaremos el término archivo hegemónico u oficial para referirnos al archivo del Museo de Historia Natural y Social, que se configura a la sombra del poder dominante y es heredero del colonialismo. Por otra parte, recurriremos al adjetivo contrahegemónico para aludir al archivo de Chilco, el mapuche, a través del cual la autora intenta rescatar la memoria de la comunidad indígena, históricamente invisibilizada.
Materiales y métodos
Para llevar a cabo nuestro análisis de Chilco, empleamos, desde una lectura crítica, las nociones sobre el archivo planteadas por el filósofo franco-angelino Jacques Derrida (1930-2004) en su estudio Mal de archivo. Una impresión freudiana y por el teórico e historiador camerunés Achille Mbembe (1957) en “El poder del archivo y sus límites”. Asimismo, revisamos en la novela cómo fueron incorporadas las ideas sobre el eurocentrismo propuestas por el estudioso peruano Aníbal Quijano (1928-2018) en su texto “Colonialidad del poder y clasificación social” y los elementos de la cosmovisión mapuche introducidos por la académica chilena de origen mapuche Elisa Loncón Antileo en su artículo “Una aproximación al tiempo, el pensamiento filosófico y la lengua mapuche”.
Discusión y resultados
La hipótesis planteada con anterioridad está atravesada en la novela por tres líneas fundamentales: la relación entre poder y violencia, el lenguaje y la materialidad, que alcanzan en la trama narrativa diferentes modos de representación. En este sentido, Daniela Catrileo articula el archivo en Chilco como una noción compleja, que puede construirse tanto desde un lugar de enunciación de poder o de subalternidad. Sin embargo, la configuración del archivo oficial en la novela como parte del Museo de Historia Natural y Social, al ser una institución que nació a la sombra de la clase dominante, supone un acto de violencia, en la medida que implica una selección de lo que se incluye dentro del fondo archivístico según los intereses hegemónicos, a la vez que excluye información que no responde a sus pretensiones. Tales modos de articulación del archivo en Chilco están relacionados con los planteamientos de Jacques Derrida en su estudio Mal de archivo. Una impresión freudiana:
Un exergo viene a almacenar por anticipado y a pre-archivar un léxico que, a partir de entonces, debería hacer la ley y dar la/el orden, aunque no sea más que contentándose con nombrar el problema, es decir, el asunto. Hay ahí una función del exergo instituyente y conservadora a la vez: violencia de un poder (...) que a la vez establece y conserva el derecho (...). Se trata aquí, a partir del exergo, de la violencia del archivo mismo como archivo, como violencia archivadora.” (Derrida, 1997, p. 18)
El fragmento anterior devela la naturaleza del archivo y su violencia simbólica a través de la representación de una de sus partes, el exergo. Así como el exergo prefigura un lenguaje, situación que puede condicionar la interpretación posterior del texto o del propio archivo, impone un orden y nombra, lo que conlleva un modo de ejercer poder, como también lo hace el archivo. La normatividad del archivo, ya presente desde el propio exergo, implica en sí misma un acto de violencia, en la medida que regula lo permitido dentro de los límites archivísticos, incluso lo que puede ser designado. Su posibilidad de instituir y conservar a la vez devela la violencia de un poder que se manifiesta en la propia constitución del archivo, en la selección y exclusión de la información que lo integrará.
Sin embargo, es preciso señalar que el estudio derrideano, no se limita a los archivos coloniales, cualquier elemento externo a la propia naturaleza significa imponer una ley, un orden. En este sentido, la propia utilización de una lengua para la configuración del archivo implica una intervención de la naturaleza. Si bien es cierto que las prácticas de los pueblos indígenas pueden ser vistas como más cercanas a la naturaleza, también suponen una intervención, aunque parecen menos violentas que las de las sociedades industrializadas. Pensemos en este punto en cómo la aparición del lenguaje, el arco y la flecha y los instrumentos utilizados para la agricultura también modifican la naturaleza, aunque en menor grado.
Por su parte, Achille Mbembe en “El poder del archivo y sus límites” plantea respecto a la naturaleza archivística:
El archivo es fundamentalmente un asunto de discriminación y selección, que al final, resulta en el otorgamiento de un status privilegiado a ciertos documentos escritos y el rechazo de ese mismo status a otros, así juzgados como “inarchivables”. El archivo, así, no es un dato, sino un status. (Mbembe, 2020, p. 3)
La violencia del archivo se evidencia una vez más en las palabras de A. Mbembe. Según expresa, el archivo tiene la capacidad de legitimar algunos documentos por encima de otros, puede reconocer e incluir materiales vinculados a ciertos sucesos o sujetos, mientras que borra los que no responden a la lógica hegemónica.
Ante tales nociones planteadas por J. Derrida y A. Mbembe, ¿cuál es el archivo que nos presenta Daniela Catrileo en su novela? ¿Podemos afirmar que se representa un archivo único en Chilco? A través de la ficción, la escritora mapuche propone un archivo alternativo, que intenta desafiar la violencia selectiva del archivo dominante, y para ello articula una dualidad en su novela entre archivo hegemónico y contrahegemónico, en representación del archivo oficial y del de Chilco respectivamente. La trama narrativa nos presenta dos archivos que coexisten en tensión. Los vacíos o silencios de uno –hegemónico– posibilitan y hacen necesaria la aparición del otro –contrahegemónico–. En ambos casos, teniendo en cuenta las líneas que atraviesan nuestra hipótesis mencionadas con anterioridad, cabría preguntarnos ¿Desde qué lugar se construyen los archivos, quién los posee o administra? ¿Cuál es su naturaleza y soporte material? ¿De qué manera se articulan el poder y la violencia en su configuración? ¿Qué lenguaje se emplea en el discurso archivístico?
Ya en su mencionado estudio A. Mbembe declara la relevancia del espacio físico, de “la dimensión arquitectónica”, en relación al archivo: «No puede (…) haber una definición de “archivos” que no incluya tanto el edificio en sí como los documentos que almacena (…) El archivo no tiene ni status ni poder sin su dimensión arquitectónica» (Mbembe, 2020, p. 3). Así, la representación del archivo oficial en Chilco está anclada a un espacio físico, el edificio en el que se sitúa el archivo del Museo de Historia Natural y Social, que es administrado por el poder hegemónico y, por ende, responde a los intereses de la clase rica, según devela la protagonista Mari Quispe en su parlamento: “Mis jefes eran hermanos y también socios. No es necesario mencionar sus apellidos, pueden imaginarlos fácilmente o intentar adivinarlos. Es cuestión de leer los letreros de las avenidas principales del país” (Catrileo, 2023, p. 89).
El archivo presentado en Chilco como oficial tiene en su propio origen impregnado lo colonial, fue fundado por un “filántropo inglés”, en su nacimiento está la sombra del linaje europeo, la opresión de los indígenas y el saqueo de piezas de valor histórico: «(…) sospechábamos de tanto amor desinteresado, especialmente proveniente del mayor coleccionista de piezas precolombinas del continente. En esos momentos, mi zanmi susurraba en mi oído: “Mejor devuelve el oro”» (Catrileo, 2023, p. 86). La configuración del archivo del Museo de Historia Natural y Social hace latente el colonialismo en la ciudad Capital, uno de los espacios en los que transcurre la acción narrativa y que puede entenderse como símbolo de muchas de las capitales latinoamericanas por los sucesos y la descripción del lugar, aun cuando no se ancla dentro de la trama en un país específico. Entonces, la configuración del archivo oficial que representa D. Catrileo en su obra encarna el dominio epistémico de lo europeo sobre las comunidades originarias latinoamericanas, la clasificación y apropiación de las culturas indígenas desde una mirada externa y de saqueo.
El rol desempeñado por el “filántropo inglés” en la fundación del archivo retoma las lógicas extractivistas coloniales y sus proyectos civilizatorios, según eran denominados en la época. En este sentido, con la creación de un archivo oficial en ciudad Capital, asociado al Estado, se han perpetuado estructuras del poder colonial presentes hasta la actualidad, su funcionamiento hoy día reproduce formas modernas de control del saber. Al respecto, en su texto “Colonialidad del poder y clasificación social” Aníbal Quijano plantea sobre el eurocentrismo:
El eurocentrismo, por lo tanto, no es la perspectiva cognitiva de los europeos exclusivamente, o sólo de los dominantes del capitalismo mundial, sino del conjunto de los educados bajo su hegemonía. Se trata de la perspectiva cognitiva producida en el largo tiempo del conjunto del mundo eurocentrado del capitalismo colonial/moderno, y que naturaliza la experiencia de las gentes en este patrón de poder. (Quijano, 2007, pp. 94-95)
Según lo planteado por A. Quijano, con el transcurso de los años se ha extendido e impuesto a nivel mundial el patrón eurocéntrico de interpretar el mundo. La naturalización de este fenómeno se produce con la llegada de lo que él llama “capitalismo colonial/moderno”, sistema en el que se tejen en un mismo entramado colonialismo y capitalismo. Ante tal panorama, la visión del mundo europea se universaliza. Las formas de vida e interpretación europeas y occidentales comienzan a ser normalizadas o consideradas superiores a las de las restantes culturas. En este punto, la colonización no ha sido solo política o económica sino también epistémica. Las ideas de A. Quijano se representan en Chilco a través del archivo del Museo de Historia Natural y Social que privilegia las experiencias y el lugar de enunciación europeos y desplaza las culturas indígenas. La ficcionalización se vuelve entonces una herramienta propicia para denunciar en Chilco cómo aun perviven las estructuras coloniales en las instituciones culturales. Al respecto, la novela de D. Catrileo propone un archivo alternativo, que intenta incluir lo que ha sido silenciado en el hegemónico.
Por su parte, el archivo de Chilco es enunciado por migrantes que permean su conformación por los afectos que los mueven y sus subjetividades. Por lo tanto, podemos cuestionarnos ¿quién es el encargado de administrar este archivo? De manos de Leila, una migrante haitiana, y Mari, la protagonista y descendiente de quechuas, la mapuche Pascale Antilaf recibe la pequeña caja con materiales que integran el archivo de Chilco: «Durante semanas, elaboramos una cajita que simulaba ser un archivo portátil sobre Chilco. (…) Transcribimos fichas, crónicas coloniales, diccionarios antiguos. Escaneamos láminas, ilustraciones y mapas. En una etiqueta escribimos: “ARCHIVOS DE CHILCO”» (Catrileo, 2023, p. 123).
La configuración de un archivo alternativo y contrahegemónico de manos de sujetos subalternos, marcados por su condición de migrantes y ascendencia indígena, retoma elementos en su mayoría silenciados por el archivo dominante. En este punto, no es gratuito que Pascale reciba el archivo de Chilco de manos de migrantes. Tal cincunstancia evidencia la asociación de sujetos que comparten su condición interseccional de mujeres migrantes, homosexuales, desplazadas y racializadas, alianza que se erige en la trama narrativa como modo de resistencia.
Por otro lado, a la sombra del poder hegemónico, Mari Quispe y Leila instalan el archivo de Chilco. Su condición de trabajadoras del Museo de Historia Natural y Social, institución que representa el dominio colonial, posibilita que puedan indagar en su fondo archivístico para articular un archivo alternativo. No obstante, su vínculo con el archivo oficial no implica una aceptación de sus modos de operar, más bien les permite trazar una estrategia de resistencia desde dentro de la propia institución. El tono crítico de la protagonista atestigua su diferencia con el modus operandi de la institución, al describir a los trabajadores del archivo: “Tenían genealogías aristocráticas, rostros blancos, ropas carísimas y un montón de fundaciones para las disciplinas artísticas…” (Catrileo, 2023, p. 86), y su actitud de aparente apoyo ante las protestas: “Y realizaban gestos vergonzosos (…) como si nos dieran su consentimiento para la rabia, como si supieran lo que significa hacer fila durante horas para llenar un par de botellas con agua” (86). Su propósito es apropiarse de una de las partes menos representadas en el archivo hegemónico, el legado mapuche, para reconstruir la memoria de estas comunidades.
Ahora bien, ¿qué es lo que este archivo recupera y de qué modo lo hace? Se trata, en el caso del archivo de Chilco, de prácticas culturales asociadas a la oralidad como la grabación de un canto en mapudungun, elementos del origen etimológico vinculados a la naturaleza –la planta del chilco–, la historia y la geografía chilqueñas. Sin embargo, su archivo alternativo deviene heterogéneo, precisamente porque se construye desde la multiplicidad de voces y se entiende como un espacio en tensión. El archivo obsequiado a Pascale Antilaf incluye no solo la visión de los vencidos, de los indígenas, también la de los vencedores, los conquistadores. La carta con un fragmento del Diario insular de la escritora inglesa Charlotte Wilhelm –figura ficticia recreada por D. Catrileo–, incluida en el archivo de Chilco, nos muestra a través de la mirada externa de quien observa la isla desde la bahía sin zarpar en ella, dos fenómenos fundamentales en el proceso de la colonización, el extractivismo de la naturaleza y la idea de civilización y barbarie, ya expuesta por Domingo F. Sarmiento en Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas (1845).
En el diario de la menciona autora encontramos fragmentos como: “Se cuentan historias terribles de esta tribu, por su carácter y costumbres primitivas. Algunos marineros temerosos dicen que los indios comen carne humana en sacrificio y creen en falsos ídolos, por eso lo iracundo de su naturaleza. Yo no les creo” (Catrileo, 2023, p. 98). Según las expectativas del discurso colonial, los indígenas referidos son presentados como bárbaros, idólatras, de carácter iracundo, e incluso caníbales, prácticas que los apartan de la realidad –entendida como civilización– de la que provienen estos marineros europeos que cuentan la historia. La idea de ver a los indígenas como bárbaros encierra en sí una discriminación que los coloca en un plano de inferioridad o incluso peligrosidad ante los europeos. A su vez, tal noción ha servido históricamente como justificación del exterminio y opresión de los pueblos originarios ante la imposibilidad de integrarse al aparente proyecto civilizatorio, que proponían los diferentes reinos europeos.
Sin embargo, la frase que cierra el fragmento “Yo no les creo” devela que la idea que defiende la autora difiere de la de los marineros. Su propuesta es más cercana a la noción rousseauniana del “buen salvaje”, que junto a la representación de los indígenas como bárbaros viene a completar las dos versiones opuestas que integran el relato europeo. Así, en palabras de Charlotte Wilhelm los indígenas se resisten a la desigualdad que genera el proyecto civilizatorio cuando describe: “Según las fuentes, hoy la isla se encuentra sin gobernador ni sacerdote por los problemas de civilización con los indios” (Catrileo, 2023, p. 98). El fragmento del Diario insular termina con la referencia a un viaje que emprenderán a la mañana siguiente hacia otros territorios insulares que, en palabras de la autora inglesa: “(…) tampoco tienen gobernador, ni Dios” (98). Desde la mirada de Chalotte los indígenas rechazan la idea de una moral impuesta, asociada a la religión, su estado natural es de mayor libertad y autonomía que el que se ha configurado en el mundo europeo.
No obstante, ¿acaso podemos entender la interacción entre ambas culturas sin tener en cuenta las tensiones y complejidades que encierran el binarismo civilización versus barbarie y su contraparte, la idea del “buen salvaje”? Como se ha ejemplificado anteriormente el archivo de Chilco representa las tensiones existentes entre los modos como se entendieron y divulgaron las tradiciones indígenas desde los discursos coloniales, opiniones formadas sin un conocimiento del mundo indígena. De esta forma, cuando Charlotte describe a un ballenero inglés en la bahía de Chilco, que se dedicaba a perseguir ballenas y comercializar su grasa, el archivo se convierte en terreno fértil para denunciar el extractivismo al que fue sometida la naturaleza durante época colonial. En esa línea, el saqueo de los territorios y sus recursos naturales ha sido una de las manifestaciones de la violencia colonial que ha permanecido hasta nuestros días y que en la novela es representada también a través de la construcción que realizan las inmobiliarias:
(…) todas las empresas de construcción estaban vinculadas a la Inmobiliaria Mayor S.A. Ellos eran los responsables de décadas de colusión y corrupción (…). Allí se delataban las asociaciones tramposas, el ahorro en materiales, las malas prácticas y el incumplimiento con las normas ambientales (Catrileo, 2023, p. 51).
En Chilco el cuestionamiento sobre la naturaleza y la materialidad del archivo encuentra su representación vinculado directamente con lo afectivo. En “El poder del archivo y sus límites” el investigador Achille Mbembe declara el lugar que ocupan los sentidos en la recepción del archivo y como son parte relevante en la percepción de su materialidad:
(...) La naturaleza material del archivo –por lo menos antes de la digitalización– significa que está inscrito en el universo de los sentidos: un universo táctil porque el documento puede ser tocado; un universo visual porque puede ser visto; un universo cognitivo porque puede ser leído y decodificado (...) El destino final del archivo está, por lo tanto, siempre fuera de su propia materialidad, en el relato que hace posible. (Mbembe, 2020, p. 3)
Sin embargo, el planteamiento final de este fragmento, la idea de que el destino del archivo está en el relato que genera y no es su materialidad, viene a reafirmar otra noción que defiende el propio A. Mbembe en su artículo: “(…) como sea que definamos los archivos, no tienen sentido fuera de la experiencia subjetiva de aquellos individuos que, en un momento dado, llegan a usarlos” (4). En tal sentido, el archivo alcanza su total configuración en la medida en que es interpretado por alguien, situación que lo permea, sin lugar a dudas, de la subjetividad de su receptor.
Ante tal panorama, surge el cuestionamiento ¿cómo se configura el archivo de Chilco si tenemos en cuenta su receptor dentro de la ficción literaria? ¿Qué elementos son fundamentales en esa configuración? La materialidad del archivo está tocada afectivamente. Son las emociones de Pascale Antilaf, su origen y cosmovisión mapuches, elementos fundamentales en la recepción de este archivo alternativo. La inclusión del mapudungun y los saberes ancestrales de su comunidad mueven al personaje afectivamente. Los cantos orales en mapudungun grabados en un casete guardan parte del conocimiento ancestral. La incorporación de la oralidad devela entonces una de las más importantes prácticas de las comunidades indígenas. En los cantos se registra también el vínculo del pueblo mapuche con la naturaleza como ente vivo y los remedios de las plantas medicinales a través del chilco. Además, presenta un archivo que produce una estabilidad problemática, en la medida en la que se resiste a ser domesticado, al construirse también desde lo oral y lo afectivo, por lo que se erige como un archivo inestable y difícil de fijar. El canto que ha sido resguardado en el archivo obsequiado a Pascale es solo una expresión de múltiples subjetividades, lo que propicia que pueda cambiar en dependencia de cómo evolucione en la tradición oral y de quien lo interprete musicalmente.
Después de tales reflexiones, cabría preguntarnos ¿cuál es el propósito de D. Catrileo cuando intenta construir un archivo alternativo al oficial desde la ficción literaria?¿Qué intenta mostrarnos la autora? ¿Acaso esta construcción logra rescatar lo desaparecido? ¿Su propuesta no es también una ilusión? La idea derrideana de que el archivo se articula como un espacio de poder, “(…) que remite al arkhé en el sentido nomológico, el arkhé del mandato” (Derrida, 1997, p. 12) es fundamental en la representación que aparece en Chilco del archivo hegemónico, el del Museo de Historia Natural y Social. Asimismo, a su vez implica un acto de violencia al seleccionar la información que incluirá y al excluir el resto. Se articula desde lo eurocentrado, el saqueo de los bienes indígenas y los intereses del poder, en los que los “(…) migrantes expulsados, exiliados, torturados, detenidos desaparecidos” (Catrileo, 2023, p. 117) son cosificados y devienen números que se ingresan a un sistema de computadoras. Por otro lado, los pueblos originarios son excluidos de este archivo oficial –entiéndase como un conjunto ordenado de documentos y materiales–, su interés en ellos está en expropiar piezas precolombinas.
En cambio, si nos referimos al archivo como espacio institucional, es preciso señalar que tanto a Mari, de ascendencia quechua, como a Pascale, de origen mapuche lafkenche, está reservado el rol de empleadas de menor categoría sometidas al poder hegemónico, secretaria y carpintera respectivamente. En este sentido, uno de los modos de resistir que han encontrado es bajo el amparo del Museo de Historia Natural y Social, institución de resagos coloniales en la que ambos personajes encuentran una fuente de ingreso económico y deviene, asimismo, un espacio de convergencia en el que se conocen.
Sin embargo, ¿cuál es el lugar que ocupa el archivo hegemónico dentro de la ficción literaria? El archivo hegemónico en la novela se constituye desde lo marginal, su representación dentro de la trama narrativa parece secundaria ante el archivo de Chilco que está diseminado por la novela, cada uno de sus apartados –etimología, flora, historia y geografía, literatura, ilustraciones, música y material cartográfico– interrumpen el argumento. La intención de opacar el archivo hegemónico en la novela ante el de Chilco, que se erige como archivo alternativo pero de mayor presencia, acentúa el propósito de la autora de articular un archivo contrahegemónico que intenta resistir ante los mecanismos de poder colonial.
No obstante, el acto en sí mismo de articular un archivo alternativo como modo de preservación de la cultura indígena, lo condena al “mal de archivo” derrideano. La pulsión de archivo, de conservación, implica también la exclusión y el borramiento. Al respecto, plantea en su ya citado texto el filósofo franco-angelino: “(…) no habría mal de archivo sin la amenaza de esa pulsión de muerte, de agresión y destrucción” (Derrida, 1997, p. 30). El deseo de archivar posibilita la conservación de la memoria y, al controlarla y fijarla, su destrucción. El propio hecho de archivar constituye en sí mismo un acto violento, que implica una obligatoria selección, por parte de quien configura este archivo, y exclusión de lo que se aparta de sus intereses. Al intentar salvaguardar la memoria del territorio chilqueño, la propuesta de archivo de Chilco –como registro alternativo– de Mari Quispe y Leila fija la oralidad y los afectos y, al hacerlo, los condena al olvido y su posterior destrucción. Asimismo, el archivo de Chilco está articulado con códigos lingüísticos y culturales coloniales, tal es el caso del castellano y la visión de los colonizadores del mundo indígena, que muestran cómo la vigencia de lo colonial en la trama narrativa de Chilco imposibilita construir un archivo sin el sesgo hegemónico.
En oposición al excluyente archivo oficial, la autora intenta construir el archivo de Chilco como contrahegemónico y decolonial, al reactivar elementos que mantienen viva la memoria de este pueblo indígena y su cosmovisión. Sin embargo, no podemos entender esta incorporación desde una visión simplificada. Mientras que en el archivo oficial impera el castellano, la lengua del colonizador, que se asocia a lo escrito, en el de Chilco se articula una heteroglosia en la que convive el mapudungun y el quechua con el castellano. Asimismo, la oralidad tiene también un espacio en este archivo alternativo, aunque es llevada al soporte escritural en la ficción. En este punto, cabe señalar la relevancia que alcanza en el texto la representación de los elementos archivísticos como realistas al recrear datos bibliográficos, materiales cartográficos o aparentes referencias históricas, por solo mencionar algunos. Tal tratamiento en la creación literaria tiene como objetivo otorgarle mayor veracidad al archivo, mientras que los personajes, sus acciones y afectos se construyen en el ámbito de lo ficcional, lo movible dentro de la trama narrativa.
El propósito de D. Catrileo es entonces reivindicar la memoria, reconstruir la historia de los pueblos mapuches, silenciados por el poder hegemónico, y denunciar la presencia de mecanismos coloniales como espectros –como herida abierta–, según lo planteado por Carlos A. Jáuregui en Espectros y conjuras. Asedios a la cuestión colonial, en instituciones que como el archivo del Museo de Historia Nacional y Social están vinculadas al poder estatal y colonial. En consonancia con lo anterior, la protagonista y narradora de Chilco Mari Quispe describe: “Las edificaciones estaban sobre entierros, ajuares funerarios y ruinas indígenas que se agolpaban como fantasmas” (Catrileo, 2023, p. 35), fragmento que hace latente el peso del pasado colonial y su opresión aún hoy día. La novela de D. Catrileo revela los modos en los que se construye la historia oficial desde la clase dominante sobre el silenciamiento de otras culturas, a través de la propia configuración del archivo que representa en Chilco. En este sentido, el archivo que construye al interior de la novela, el de Chilco, intenta ser un archivo decolonial, que incorpora elementos de los cantos orales, la cosmovisión mapuche, e incluso del mapudungun:
“Chillko wapi ül”, por Llanquiray Llafken. / Registrado a fines del siglo XIX. / Nome lafken/may, inaltu lafken / ayayay, rume ngümaken/rume lladküley tañi piwke / lukutulen eymi mew / fütra yene / kallfü ka ran / poyen yene / yetuaymi chillko lawen / iñche nga ñi/ kuñifal piwke mew / fey mew küpan / küpa ngümawelan.
“Canto de isla Chilco”. / Al otro lado del mar, a la orilla del mar / ayayay, siempre lloro / mucha tristeza tengo en mi corazón / arrodillada estoy ante ti / gran ballena / azul y plata / amada ballena / llevarás tu remedio de chilco / yo con mi pobre corazón / por eso vengo / ya no quiero llorar. (Catrileo, 2023, pp. 153-154)
En el fragmento anterior la naturaleza deviene ente vivo a través de la representación de la ballena y queda develada la interconexión entre los seres humanos y los elementos naturales, así como el respeto hacia la naturaleza cuando describe a la ballena como amada, características propias de la cosmovisión mapuche. La idea de la medicina tradicional asociada a lo natural que integra parte de los saberes ancestrales mapuches también es referida cuando cantan: “llevarás tu remedio de chilco”.
No obstante, si bien es cierto que incluye el mapudungun, históricamente excluido de los archivos oficiales o incorporado en menor medida, resulta de interés que las inserciones de mapudungun dentro de la novela –también sucede con el quechua y el aymara– vienen acompañadas de su traducción al castellano, la lengua del colonizador europeo en la mayoría de los territorios latinoamericanos como en Chile.
Ante la sombra del pasado colonial, que también está presente en la lengua, el objetivo de D. Catrileo en su novela parece ser recordarnos que lo indígena continúa siendo mediado y narrado a través de herramientas coloniales. La intención de articular un archivo alternativo, que se enfrente al poder dominante, continúa aun siendo insuficiente como gesto de resistencia. El propósito de la autora ha sido entonces evidenciar la imposibilidad de articular un archivo completamente contrahegemónico, un archivo mapuche, ante el vigencia de lo colonial.
Con anterioridad hemos referido la potencia decolonial con la que la autora intenta articular el archivo contrahegemónico en la novela, sin embargo, resulta imprescindible problematizar la elección de la autora del castellano como lengua principal en la escritura narrativa. La articulación de una heteroglosia –ya referida–, que incorpora vocablos y frases en mapudungun y quechua, queda relegada por la prevalencia del castellano y sus códigos lingüísticos en la novela. Si bien es cierto que la decisión de usar el castellano como lengua principal es comprensible en términos de circulación editorial y acceso a un público más amplio, no obstante, ante la aparente propuesta de Catrileo de articular un archivo decolonial, supone una tensión ética que nos devela el verdadero propósito de la autora en la obra, demostrar la imposibilidad de configurar un archivo completamente mapuche. Cabría preguntarse entonces, ¿es posible configurar un archivo decolonial en la lengua del colonizador?, al hacerlo ¿acaso no estamos reproduciendo una herramienta de dominación, silenciamiento y asimilación cultural que tiene su origen en el periodo colonial?
Contrario a lo esperado, la inclusión del mapudungun y el quechua se insertan dentro de los marcos lingüísticos del castellano y no hay un cuestionamiento o desarticulación de la lengua del colonizador. La estrategia narrativa de la autora, en su intento de resistencia decolonial, muestra la inevitable reproducción de las estructuras coloniales que busca subvertir, y que se han convertido en una realidad de América Latina.
Ante tal panorama, surge el cuestionamiento ¿es posible que la autora se valiera de otras estrategias narrativas para cuestionar el lenguaje del colonizador? ¿Cómo podemos entender la prevalencia del castellano ante las lenguas indígenas en Chilco? La incorporación de fragmentos en mapudungun y quechua sin traducción al castellano podía erigirse como una estrategia de cuestionamiento del castellano que permitiría desestabilizar al lector, moverlo de lo conocido, y, aunque al inicio provocara extrañeza, lo obligaría a desplazarse de la lengua impuesta por el poder hegemónico. Asimismo, otro modo posible sería desarticular la estructura misma de la lengua castellana, la sintaxis y fonética, con el objetivo de conducir al lector hacia los códigos lingüísticos de las lenguas indígenas. En este punto, es cierto que tales maniobras demandarían un lector especializado o más atento, lo que posiblemente atentaría contra la divulgación de la novela, pero posibilitaría que la lengua de escritura y lectura de Chilco no dependiera fundamentalmente de la impuesta por el poder hegemónico. Sin embargo, la elección del castellano como lengua principal en Chilco no es gratuita, es una estrategia narrativa para evidenciar la presencia de las estructuras coloniales en el contexto latinoamericano contemporáneo.
A pesar de ello, la lengua representa solo un elemento que alude a la vigencia de lo colonial en nuestros días. En este sentido, pensemos también en la imagen de los naranjos, tal como retoma C.A. Jáuregui, a propósito del pasaje de la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo que narra la aclimatación de este árbol frutal en Nueva España, como resultado de la colonización europea de América. De este modo, la violenta imposición colonial tiene en el naranjo injertado uno de sus más conocidos referentes. Así, como sucede con el lenguaje, el naranjo representa numerosos elementos coloniales que aún perviven, y que han devenido tanto realidad de Latinoamérica y las comunidades indígenas, como parte de su configuración identitaria, por lo que no pueden ser eliminados.
Ante tales circunstancias, podemos cuestionarnos, ¿por qué Daniela Catrileo le otorga un lugar privilegiado a la lengua del colonizador dentro de su texto? ¿Cómo podemos entender el tratamiento que recibe el castellano en la novela ante su aparente intención de crear un archivo contrahegemónico? El objetivo de D. Catrileo es entonces configurar el archivo mapuche como un espacio en tensión, en el que la presencia de las huellas del pasado colonial, como la lengua y la violencia estructural, evidencien la imposibilidad de configurar un archivo totalmente contrahegemónico.
En este punto, es preciso señalar que en la novela intentan construirse dos archivos contrahegemónicos a modo de caja china, el de Chilco, articulado al interior de la ficción literaria y la novela deviene en sí misma un archivo literario mapuche, que contempla a su vez el archivo obsequiado en la trama narrativa a Pascale Antilaf. En vista de lo anterior, ¿qué elementos de la novela nos permiten afirmar que deviene en sí misma un archivo mapuche? ¿Podemos entender este archivo alternativo sin el sesgo hegemónico? En primer lugar, Daniela Catrileo elabora Chilco como un entramado que recoge diversos elementos de la cosmovisión mapuche, la propia estructura temporal de la novela, que comienza y termina contando las vivencias de Mari y Pascale en la isla de Chilco se corresponde a la noción mapuche de entender el tiempo como una construcción circular, a semejanza de los ciclos naturales. Asimismo, representa ficcionalmente una ceremonia ancestral mapuche, llellipun, en la que se realiza una rogativa o invocación con el objetivo de pedir a la madre tierra bienestar para las personas. Al presentar a León, el padre de Pascale, de origen mapuche, describe:
Todos los días se levanta de madrugada y hace llellipun con sus pies desnudos enterrados en la arena, mirando el espacio exacto desde donde aparece el sol frente al mar. Arroja flores, agradece, pide o lanza preguntas. Mitad en mapudungun, mitad en chilqueño. A veces, su rogativa parece un canto, repite algunas palabras, alarga sílabas, como si llevara la cadencia de las olas en su cuerpo. (Catrileo, 2023, p. 137)
Por otro lado, la representación de la naturaleza desde la cosmovisión mapuche es el elemento de mayor presencia en la trama narrativa. En este punto, es preciso entonces profundizar en cómo la dimensión relacional del entorno natural encuentra su fundamento en la cosmovisión mapuche, tal como plantea la investigadora Elisa Loncón Antileo en su artículo “Una aproximación al tiempo, el pensamiento filosófico y la lengua mapuche”:
Mas allá del nombre, los conceptos en mapuzugun que permiten hablar de lo común en lo mapuche son Admapu y Normogen; el primero se refiere al conjunto de normas de vida que regulan al ser humano con la naturaleza y el segundo a la práctica de las mismas normas. Así, ser mapuche, ontológicamente se refiere a un modo de ser sujeto en equilibrio con la naturaleza, mapu es naturaleza, tierra, territorio y che persona, hombre, mujer. La persona que practica el equilibrio con su comunidad y la naturaleza posee además valores, actitudes y saberes, entre ellos debe ser kimche ‘sabio’, poyenche ‘cariñoso’, norche ‘justo’ y newenche con ‘fuerza espiritual’; estos se cultivan desde la niñez y permiten al ser humano estar en presente con la naturaleza, con la comunidad, con el otro, o con los espíritus; es decir siempre prestar atención a la tierra, a la persona, así es el ser mapuche ‘gente de la tierra’, tal cual. (Loncón Antileo, 2019, p. 69)
La propuesta de E. Loncón Antileo enfatiza que ser mapuche implica una forma específica de habitar el mundo, en la que el territorio no es un recurso, sino un agente relacional con el que se establecen vínculos éticos, afectivos y espirituales. Para la cosmovisión mapuche el ser humano no es dueño de la tierra, sino parte de ella. Asimismo, el cuidado de los elementos naturales en el mundo mapuche está vinculado a la imposibilidad de vivir sin la naturaleza. En tal sentido, la relación entre la protagonista de origen mapuche lafkenche Pascale Antilaf y la naturaleza en Chilco constituye un ejemplo de estos vínculos espirituales: “Sucede que algo se agita, se mueve y revolotea, muy adentro (…) Pero tiendo a creer que es el paisaje. No, no he enloquecido. ¿Sabes? Siento que el territorio me llama con una voz, o más bien, un sonido, como si pudiera escuchar los latidos de su cuerpo, su pulso. Y lo que se mueve dentro de mi es su vibración” (Catrileo, 2023, p. 123). Asimismo, la identidad genérica de Pascale se presenta en un primer momento de la novela ambigua hasta que es presentada como mujer. Su vinculación natural, su género no definido se articula dentro de la trama narrativa en paralelo a un momento de quiebre de sus raíces mapuches potenciado por la lejanía del territorio chilqueño.
La construcción de Chilco como un archivo mapuche implica también un posicionamiento político, que tiene una de sus expresiones fundamentales en la denuncia a la opresión y la violencia que ha sufrido el pueblo mapuche: “En consecuencia, se convirtió en un territorio marcado por masacres, represión, encubrimiento, imposición y conquista, y quizás esto ya lo sepan: la instalación de una oligarquía” (Catrileo, 2023, p. 28). Igualmente, la autora representa el proceso de migración forzada al que ha sido históricamente sometida la comunidad mapuche como consecuencia del despojo territorial y la violencia estructural: “No existen liceos, por lo que el viaje de Chilco al continente se convierte en un rito forzado para aquellos que pueden o desean continuar con sus estudios” (Catrileo, 2023, p. 78). La novela representa entonces un archivo que incluye la experiencia del mapuche urbano, obligado a migrar por la centralización en las grandes ciudades, a la vez que construye la isla de Chilco como espacio de resistencia, como símbolo de las comunidades mapuches que han sobrevivido en territorios apartados a las grandes ciudades y que resistieron durante mucho tiempo el colonialismo europeo, circunstancia referida en el archivo que es obsequiado a Pascale:
Debido a los alzamientos y sublevaciones de la población originaria, la isla no formó parte de la Corona española, transformándose en uno de los territorios insulares con mayor resistencia indígena. Durante los siglos de invasión colonial fue capaz de sostener su autonomía social, cultural y política. Chilco fue colonizada tardíamente al instaurarse la República.” (Catrileo, 2023, p. 49)
No obstante, si pensamos que Chilco es también el escenario de la muerte de Pascale, de la que carecemos de información precisa, la reconstrucción del archivo mapuche ilumina zonas poco exploradas de las vivencias indígenas. La novela se convierte también en un arma de denuncia sobre las desapariciones de mujeres indígenas y racializadas, que han sido históricamente silenciadas por la institucionalidad y excluidas del archivo hegemónico.
CONCLUSIONES
Hacia el final de la novela, la desaparición de Pascale, personaje que porta el archivo de Chilco, pone en evidencia una vez más las tensiones que se articulan alrededor de la configuración de este archivo contrahegemónico. Con el retorno de Pascale a Chilco el archivo, que lleva consigo y que se representa también a través de su propia corporalidad, se transforma. No es gratuito entonces que el final de Pascale quede abierto y no se indague o explícite en lo que le aconteció. Sea desaparición, fuga, muerte, asesinato o transformación simbólica en ballena, lo cierto es que D. Catrileo, al suprimir o metamorfosear a Pascale, abre la posibilidad de entender también los archivos contrahegemónicos como registros mutilados o desfigurados. El archivo mapuche se erige entonces como incompleto, fracturado y de frágil pervivencia, imposible de ser configurado como un archivo “auténtico”, ante la presencia de lo colonial.
Por otro lado, en el contexto que se recrea en la novela, el final que propone la autora, ballenas que renacen y navegan sin temer a la extinción –símbolos de la resistencia de la naturaleza y la memoria ancestral mapuche ante el extractivismo colonial–, no pasa de ser una ilusión. De igual modo, la idea de conservar lo desaparecido en un archivo alternativo, que intenta construir la autora al interior de la trama narrativa y también desde la ficción literaria, se presenta como ilusoria ante la prevalencia de las estructuras históricas del poder colonial. La propuesta narrativa de D. Catrileo se convierte entonces en un gesto ético y político, que pone en evidencia la imposibilidad de restaurar lo perdido frente a la permanencia de lo colonial. Aún cuando el final deja abierta la posibilidad de un renacimiento de lo mapuche a través de las ballenas, de “(…) tres corazones gigantes [que] retoman sus latidos” (Catrileo, 2023, p. 158), el pasado colonial, que persiste en la propia lengua o la violencia estructural, continúa acechando como espectro.
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