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Artículo de Investigación

Prodigia Christianorum. Propuesta de estudio sobre las relaciones de sucesos prodigiosas a través del monstruo polaco de 1624

Prodigia Christianorum. Proposed Study on the “Relaciones de Sucesos” of Prodigious Events Through the Polish Monster of 1624

Prodigia Christianorum. Proposta de estudo sobre as relações de acontecimentos prodigiosos através do monstro polonês de 1624

Marcos Fernández García, ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6082-435X

Universidad de Oviedo, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Historia, Oviedo, España.

*Autor para correspondencia: marcosfdezgarc@gmail.com

RESUMEN

El estudio de las relaciones de sucesos ha incorporado al panorama investigativo histórico aportes que, desde hace unos años, han aumentado los caudales del conocimiento científico humano desde enfoques de diversidad amplia. Concretamente, al análisis de las relaciones de sucesos prodigiosas y los acercamientos metodológicos desde líneas de estudio sobre la cotidianeidad y la cultura remanente han arrojado luz sobre las sociedades modernas desde enfoques hasta ahora no contemplados. El siguiente aporte investigativo se aproxima, desde estas mismas premisas, al análisis de textos referidos a la aparición de un monstruo pescado en las orillas de un rio polaco, un evento que más allá de su evidente fantasía, aporta lecturas cuanto menos importantes a la hora de considerar la composición mental y cultural de la sociedad moderna.

Palabras clave: monstruo, relaciones de sucesos, mentalidades, cultura.

Abstract

The analysis of the “relaciones de sucesos” has engrossed the depth of historical studies to a scenario which may have been seen impossible a few decades ago. Specifically, the investigations around this kind of documents through the applying of methodological approaches and lines of study based on daily life and cultural interpretations had shed light over aspects of modern societies never considered before. Thus, the following research contribution analyses a diversity of historical texts which talk about the materialization of a monster fished in some polish river during 1624, an event which apart from its fantastical nature, it can read as an image of the current culture and mentality of modern societies.

Keywords: monster, relations of events, mentalities, culture.

Resumo

O estudo das relações de acontecimentos incorporou ao panorama investigativo histórico contribuições que, há alguns anos, vêm ampliando os fluxos do conhecimento científico humano a partir de abordagens de ampla diversidade. Especificamente, a análise das relações de acontecimentos prodigiosos e as aproximações metodológicas a partir de linhas de estudo sobre a cotidianidade e a cultura remanescente lançaram luz sobre as sociedades modernas a partir de enfoques até então não considerados. A seguinte contribuição investigativa se aproxima, com base nessas mesmas premissas, da análise de textos que relatam o surgimento de um monstro pescado às margens de um rio polonês, um evento que, para além de seu evidente caráter fantástico, oferece interpretações no mínimo relevantes ao se considerar a composição mental e cultural da sociedade moderna.

Palavras-chave: monstro, relações de acontecimentos, mentalidades, cultura.

Recibido: 9/1/2025 Aprobado: 14/2/2025

Introducción

Hablar de monstruos implica explorar una construcción simbólica profundamente arraigada en la historia de la humanidad. Desde los albores de la civilización, las culturas han generado relatos protagonizados por seres que exceden los límites de lo natural y lo racional, dando lugar a mitos y leyendas que han perdurado a través del tiempo. Lejos de haber sido sepultados por el paso de los siglos, estos seres continúan habitando el imaginario colectivo contemporáneo, como manifestaciones del temor a lo desconocido y de la necesidad humana de dotar de sentido a lo incomprensible. Esta persistencia plantea interrogantes relevantes para las ciencias sociales y humanas, particularmente en relación con las mentalidades colectivas, las formas simbólicas de comunicación y los usos ideológicos de lo sobrenatural.

En la modernidad temprana, las relaciones de sucesos —textos que difundían noticias extraordinarias a un público amplio— se consolidaron como un medio privilegiado para la circulación de narrativas monstruosas. Estos documentos permiten acceder, desde una perspectiva histórica, a los modos en que se construyó socialmente el concepto de “monstruo” y cómo este sirvió de vehículo para expresar tensiones culturales, religiosas y políticas. Si bien han existido aproximaciones al fenómeno desde la historia cultural, muchas de estas se han centrado exclusivamente en clasificaciones tipológicas o en interpretaciones exclusivamente literarias, dejando de lado la complejidad ideológica y social de estos relatos.

El presente estudio parte de un caso singular registrado en una relación de sucesos de 1624, que describe la aparición de un monstruo pescado en las orillas de un río en Polonia. A través del análisis contextual y discursivo de esta fuente —complementada con otras relaciones y tratados contemporáneos sobre monstruos— se busca responder a dos interrogantes principales: ¿persisten elementos de una cultura pagana en las interpretaciones cristianas de la monstruosidad en la modernidad? y ¿de qué manera fueron utilizados estos relatos por el poder para influir sobre la percepción social del conflicto, especialmente en clave religiosa y bélica? Así, este estudio se considera pertinente y actual por cuanto explora las articulaciones entre lo simbólico y lo político, entre lo mítico y lo social, en un contexto histórico clave para la configuración de la mentalidad moderna. Además, busca llenar vacíos epistemológicos en el abordaje de las relaciones de sucesos como documentos históricos con valor interpretativo complejo.

Materiales y métodos

El presente trabajo corresponde a un artículo de investigación histórica, orientado al análisis cualitativo de fuentes primarias y secundarias mediante una metodología basada en el análisis de contenidos y la hermenéutica histórica. La investigación se enmarca dentro del paradigma dialéctico-materialista en su vertiente cultural, asumiendo que los discursos sociales —incluso aquellos de apariencia fantástica— son expresiones concretas de estructuras ideológicas en contextos históricos específicos.

El proceso investigativo partió de la identificación y delimitación de un corpus textual centrado en una relación de sucesos impresa en 1624, que documenta la aparición de un monstruo pescado en Polonia, interpretado en su tiempo como presagio bélico y señal divina. Este documento no solo constituye una fuente, sino que es también objeto de estudio en tanto forma parte de los mecanismos culturales de construcción simbólica en la Europa moderna. En torno a esta pieza central se integraron otras fuentes contemporáneas como tratados eruditos, relaciones paralelas y documentos análogos que refieren fenómenos monstruosos, conformando un repertorio documental representativo del imaginario de lo anómalo en el siglo XVII.

El muestreo fue de tipo no probabilístico y con criterio intencional, guiado por la afinidad temática, la proximidad temporal y la relevancia discursiva de los documentos seleccionados. Las principales fuentes incluyen: Declaración de las prodigiosas señales del monstruo pescado que se halló en un río de Polonia (Biblioteca Nacional de España), Prodigioso suceso que en Ostraviza tierra del turco sucedió este presente año de 1624 (Real Academia de la Historia), Pronóstico y explicación de las siete letras que se hallaron en el monstruo que apareció cerca de la ciudad de Varsovia (Bayerische Staatsbibliothek), además de tratados como Desvíos de la naturaleza y Tratado del origen de los monstros, de Rivilla Bonet y Pueyo. Estas fuentes fueron utilizadas como objetos culturales que permiten comprender cómo las sociedades del pasado interpretaban lo monstruoso en clave simbólica, religiosa y política.

La metodología empleada se articuló en torno al análisis de contenido como técnica central, complementado por un enfoque hermenéutico orientado a la interpretación de los sentidos profundos inscritos en los textos. El trabajo se desarrolló en tres fases. Primero, se procedió a la recolección documental de fuentes primarias —relaciones de sucesos y tratados eruditos— y secundarias —estudios historiográficos sobre monstruosidad, mentalidades colectivas y cultura del presagio—. Posteriormente, las fuentes fueron clasificadas según su tipología textual, distinguiendo entre narraciones noticiosas, textos doctrinales y obras de interpretación simbólica. Esta clasificación permitió establecer una jerarquía discursiva y reconocer la función social de cada tipo de texto dentro de su contexto histórico, desde la crónica popular hasta la disertación moralizante o científica.

En una segunda fase se llevó a cabo la categorización de los contenidos, organizando los elementos discursivos en torno a ejes temáticos como la descripción física del monstruo, su interpretación simbólica, el contexto político-religioso en el que se inserta el relato y su proyección sobre el imaginario colectivo. Para guiar este proceso se definieron criterios analíticos e indicadores organizados en torno a interrogantes como: ¿de qué modo se representa al monstruo?, ¿qué valores, temores o tensiones sociales encarna?, ¿quién es el emisor del discurso y con qué finalidad lo formula?, ¿cómo se articula el relato con referentes bíblicos, históricos o míticos?, ¿qué mecanismos retóricos legitiman su carácter de presagio? Estas preguntas funcionaron como ítems orientadores en la interpretación sistemática de los textos. El análisis se desarrolló siguiendo el método historiográfico, lo que implicó situar cada documento en su contexto material y discursivo, considerando tanto su procedencia (archivo, autoría, fecha de publicación) como su circulación y recepción en la cultura de la época.

Esta dimensión contextual se complementó con una lectura hermenéutica centrada en la simbología y los códigos culturales que estructuran la relación entre naturaleza, anomalía y orden social. A través de este enfoque fue posible identificar indicadores discursivos que permiten reconstruir cómo se elaboró el significado del monstruo dentro del relato y de qué manera este fue instrumentalizado como herramienta ideológica o dispositivo de poder.

Aunque la orientación general del estudio es cualitativa, se integraron aspectos cuantitativos de manera complementaria, tales como el recuento de motivos simbólicos recurrentes o la frecuencia de ciertos vocablos clave, lo que permitió consolidar patrones semánticos comunes y fortalecer la validez del análisis. Si bien no se aplicaron pruebas empíricas en el sentido experimental del término, la combinación de técnicas cualitativas y cuantitativas posibilitó una visión más estructurada del fenómeno.

Las principales limitaciones del estudio derivan de la fragmentariedad y el carácter ocasional de las fuentes disponibles, así como del riesgo de sesgos interpretativos propios del enfoque hermenéutico. No obstante, se aplicaron estrategias de triangulación teórica y contraste discursivo entre textos de distinta procedencia para mitigar estos riesgos y reforzar la consistencia del análisis. En suma, este estudio propone una lectura crítica de los discursos sobre lo monstruoso como formas de representación simbólica que condensan tensiones sociales, imaginarios colectivos y estructuras de poder en la Europa moderna.

Resultados y discusión

Como resulta lógico, antes de abordar el significado de los monstruos y sus interpretaciones, es pertinente conocer su origen, gestación y posterior manifestación en el mundo terrenal. Las dos categorías mostradas a continuación se corresponden con el modelo establecido por Claude Kappler en su obra, de la que se extraen diferentes puntos de vista desde los que entender la noción de monstruo.

La obra de este autor es de obligada referencia en lo que al mundo de los monstruos se refiere. Ofrece en ella un interesantísimo y amplio análisis sobre la figura del monstruo, que, si bien se centra en la Edad Media, aborda —en menor pero suficiente medida— la Edad Antigua, y sobre todo Moderna. Ofrece, además, un análisis completo de todas las tipologías de monstruos y sus características morfológicas, al modo de los tratados zoológicos de época moderna (Kappler, 1986).

Mientas la primera se relaciona más con una análisis naturalista de estos seres, la segunda se centra más en un análisis de su significado. El primero de ellos ofrece una visión más científica, en donde la monstruosidad no es negativa ni contra natura, sino todo lo contrario. No resulta novedoso afirmar que la producción literaria —en todas sus formas— ha bebido durante toda la historia de los autores clásicos. Sin embargo, es pertinente analizar esta influencia en cuanto al mundo de los monstruos con el fin de garantizar una mejor compresión de lo expuesto.

Para Aristóteles, el principal representante de esta corriente interpretativa, la monstruosidad es el estadio más alejado del resultado de la reproducción humana. El griego entendía a la mujer como un hombre imperfecto. La forma o morphé (masculina) y la materia o hýle (femenina) son las fuerzas creadoras que, durante la concepción, se enfrentan por superponerse la una sobre la otra.

Del resultado de esta lucha se deriva el sexo biológico del niño o la niña. A la hora de clasificar a los recién nacidos, Aristóteles encabeza en la lista a los varones semejantes al padre, seguidos por debajo los semejantes a la madre, y así sucesivamente. De esta forma se llega, como se ha mencionado, al monstruo, quien ni siquiera es de naturaleza plenamente humana (Kappler, 1986). Mientras que el varón es el individuo óptimo, seguido por la hembra —considerada como un varón imperfecto pero necesaria para la perpetuación de la especie— el monstruo se encuentra alejado de lo deseable, puesto que ni siquiera se asemeja a lo humano. Ser monstruo implica, por tanto, ser diferente.

Esta desviación respecto a lo “óptimo” comienza en el momento en el que el principio femenino (ὕλη) se impone al masculino (μορφή), de lo que nacería una niña. En el caso de que naciese monstruo, las desviaciones ocasionadas por su naturaleza podían ser variadas, ejemplificadas por Aristóteles en mutilaciones, multiplicidad de órganos, etc. Sin embargo, en ningún caso estas alteraciones se deben entender como un error de la natura, puesto que esta nunca obra por azar y mucho menos puede equivocarse. La excepción se sale de la norma, pero no cuestiona el orden, sino que constituye una mera formación inusual, pero no por ello corrupta.

Las ideas de corte científico propuestas por la tradición clásica tienen su reflejo en épocas posteriores, como es el caso de Ambroise Paré. El cirujano francés entendió de igual forma que el filósofo ateniense los conceptos relativos a la monstruosidad, y reflejó en su obra acerca de dicha temática hasta 13 causas por las que se podían formar los monstruos, a saber: por causa divina (las dos primeras), por cuestiones meramente humanas (de la tercera a la doceava) y por la intervención de demonios (la última de estas) (Kappler, 1986).

Su obra, Des Monstres et Prodiges, publicada en 1573, responde a un compendió de tradiciones medievales acerca de la concepción de los monstruos, y en su mayoría fruto de la interpretación de traducciones a la lengua francesa, pues desconocía la lengua latina. Como bien afirma Kappler, esto hace que deba ser tomado con cautela, aunque también permite observar como las tradiciones clásica y medieval entran en fusión durante su centuria.

Los tipos de monstruos que surgen de estas alteraciones dependen de la época en la que se estudien. Como ha sido mencionado anteriormente, Aristóteles se refería a las malformaciones fuera de lo común en seres recién nacidos. Sin embargo, centrándonos en la modernidad, las relaciones de sucesos muestran también otro tipo de monstruos. Las anomalías por nacimiento siguen presentes, ya sean condiciones actualmente identificables, como los siameses, hasta relatos más fantásticos de niños hibridados con animales.

En otros casos, los monstruos no son conocidos tras su alumbramiento, sino que son avistados en su edad adulta. Este sería el caso de seres extraordinarios, procedentes de tradiciones clásicas y reflejados en los bestiarios medievales, como es el caso de los tritones o las sirenas. Es constante la recurrencia a seres acuáticos, como el conocido caso del “Peje Nicolao” (Pez Nicolás) (D´Agostino, 2006), o los peces monje o peces obispo.

Este extraño ser es fruto de la leyenda medieval italiana de Nicola, el niño italiano maldecido por su madre al no querer salir del mar donde se bañaba, razón por la que fue transformado en un híbrido mitad humano y mitad pez. El breve pero interesante trabajo de Maria D´Agostino explica sus recurrentes apariciones durante los siglos XVI-XVII en España, tiempo en el que su historia fue enormemente conocida dentro de la cultura popular (D´Agostino, 2006).

El agua es un conocido medio generador de vida, y los desconocidos espacios marinos fueron en la época un origen factible para estas extrañas criaturas. De nuevo, la tradición clásica vuelve a aflorar en las interpretaciones modernas (García, 1998).

Este segundo punto es aquel que muestra de una mejor forma cómo la herencia antigua y medieval es absorbida durante la época moderna. Es el caso de las interpretaciones ofrecidas por autores como San Agustín o San Isidoro, quienes beben a su vez de clásicos como Cicerón. Para estos, el monstruo se convierte en una señal divina, algo que muestra, precede o anuncia algún suceso futuro, un prodigio. El origen etimológico de la palabra prodigio se remonta al indoeuropeo. El término latino “prodigium” se forma a partir de la raíz indoeuropea “pro-”/“prod-”, traducida como “ver”, y el sufijo derivado el verbo reflexivo “aio”, traducido como “decir, afirmar”, una formación muy similar al verbo “dicere”. Se ha valorado la posibilidad de que esté vinculado con el verbo “agere”, traducido como “mover, impulsar”. Las apariciones monstruosas se comenzaron a entender como mensajes divinos, interpretaciones de tipo profético que nos recuerdan sin ninguna duda a los prodigium romanos, generados tras la ruptura de la pax deorum.

Cuando el acuerdo con los dioses se ve roto por culpa de las acciones humanas, estos muestran su descontento mediante eventos anómalos que deben ser interpretados y solucionados por el cuerpo sacerdotal. Durante la modernidad, esta visión se mantendrá intacta. Se desterrará al panteón clásico en favor de la figura de Dios, y proliferarán las interpretaciones con un cáliz más apocalíptico y catastrófico. El surgimiento de estos prodigios puede nacer a raíz de variados acontecimientos, como podrían ser los motivos bélicos, tratados más adelante. Sin embargo, antes de analizar estos, cabe destacar el ámbito astrológico como otro de los puntos a valorar.

Hay numerosas menciones al avistamiento de cometas y eventos astronómicos que preceden al nacimiento de monstruos o sucesos desastrosos, que son consecuencia directa de dichos acontecimientos. A modo de ejemplo, estas dos citas muestran algunas referencias a lo comentado, ambas extraídas del Pronóstico y explicación de las siete letras que se hallaron en el monstruo que apareció cerca de la ciudad de Varsovia, y Varios prodigios y prodigiosos monstruos que se han visto en el mundo:

Muestra Dios omnipotente su poder y deseo de salvar el universo por diferentes modos, de tal suerte que […] suele enviarle para el que es verdaderamente suyo un[a] señal en el cielo, que es un cometa, significándole por el (según dicen los astrólogos) infortunios y desdichas (fol. 1r)

La memoria de Ismael, porque con guerra y peste se acabará su casa, que son los otomanos a quien los eclipses y apariciones de tres Lunas que en este año se han visto prometen desastrados sucesos (fol. 1v)

Dentro de estas interpretaciones, es muy destacable la importancia del mundo zodiacal dentro de las profecías. Su relevancia es claramente observable en uno de los textos modernizados del trabajo, un tratado médico titulado Desvíos de la naturaleza o Tratado del origen de los monstruos, escrito por el médico Joseph de Rivilla Bonet y Pueyo, publicado en 1695.

En él se dan numerosas explicaciones acerca de la influencia de los astros en la formación de monstruos. En ese sentido, las interpretaciones paganas y la visión cristiana se entremezclan sin una aparente dificultad, de manera repetida en numerosas obras. El siguiente paso que se dará dentro de las ideas acerca de la concepción del monstruo será, irónicamente, una especie de vuelta a las interpretaciones clásicas, donde se deja de lado la visión divino-prodigiosa y se pasa a una interpretación más científica, dentro del estudio de las patologías médicas.

Pese a que este tema excede el marco establecido para este trabajo, es interesante conocer la visión propuesta por algunos autores sobre el paso de una visión religiosa a un entendimiento médico de los nacimiento monstruosos, aplicado al mundo inglés y francés (Daston y Parl, 1981). Como se ha podido ver, la Edad Moderna es una interesantísima época de estudio para los monstruos por el aumento en sus apariciones desde el siglo XV. Como afirma Kappler, el monstruo evoluciona hacia categorías diabólicas y pesimistas, alentado por la influencia de relatos fantásticos de herencia medieval, y en gran medida, orientales (Kappler, 1986).

Con el progresivo descubrimiento de nuevas realidades geográficas y culturales, los espacios de frontera actuarán como verdaderos generadores de mitos y leyendas, dando a conocer criaturas formadas en el imaginario popular y literario. Existe una asentada creencia de que ciertos espacios de la tierra han sido poblados desde el comienzo de los tiempos por criaturas monstruosas. Estas historias y extraordinarias apariciones recorrerán Europa con una rapidez hasta entonces nunca vista, gracias a las facilidades que la producción impresa y sus grabados dio a estas narraciones.

La forma de aprovecharse de esta novedosa situación salta a la vista, la propaganda. Las apariciones de monstruos por creación divina traen consigo atributos a interpretar como la voluntad de Dios, interpretaciones que varían dependiendo de quien los analice. Por ello, los prodigios son tremendamente susceptibles de ser manipulados con fines de todo tipo. La labor de interpretación de tan abstractos caracteres en el físico del monstruo es llevada a cabo por intelectuales, generalmente teólogos. Como se ha explicado anteriormente, si es Dios quien envía estos prodigios, los resultados de las interpretaciones son siempre proféticos, presagio de eventos futuros (García, 1995).

Antes de abordar el tema propagandístico, es relevante apuntar el valor que la imagen toma durante este periodo. Como he venido diciendo, la imprenta facilita la expansión de noticias, pero también su entendimiento. El relato sobre las apariciones monstruosas tiene un mayor impacto gracias a las imágenes que ilustran las relaciones acerca de estos seres. La imagen, unida a la palabra, son poderosas armas de sugestión, con una capacidad de fascinación enorme. Citando las palabras del genio florentino Leonardo da Vinci al referirse a un grabado anatómico del corazón, ¿Con que palabras, oh escritor, podrás alcanzar la organizada perfección de este dibujo? (Kappler, 1986).

Por tanto, debe ser destacada la importancia que la historia de la imagen tiene en este campo de estudio. Pese a que ciertamente este trabajo se desvía de esta interesante temática, es imposible negar la importancia que lo visual ha tenido —y sin duda sigue teniendo— para las sociedades humanas. Esta idea entronca perfectamente con los planteamientos ofrecidos por el famoso historiador del arte, Aby Warburg, quien defendió el uso de testimonios figurativos como fuentes históricas (Ginzburg, 2013). Como indica uno de sus pupilos, el austriaco Fritz Saxl, es en el ámbito religioso donde se puede observar mejor este uso imaginativo.

Es recomendable acudir a clásicos de la escuela warburgbiana para comprender el valor de la imagen en el sentido seguido en este trabajo. En el capítulo de la obra de Saxl (1989), el historiador austriaco analiza el significado de la imagen en base a tres ejemplos, repetidos durante la Antigüedad: una figura masculina de origen mesopotámico sujetando dos serpientes con su manos, una figura heroica domando a un toro —o alguna otra bestia similar— y la imagen del ángel.

Las imágenes cambian y evolucionan en su significado, pero se mantienen constantes como método de plasmación de ideas para la sociedad. El uso de unos mismos recursos puede observarse en procesos muy dilatados en el tiempo, como ocurre con la clara herencia de la que se nutren las relaciones abordadas en este trabajo o como ocurría en el renacimiento italiano según las tesis de Warburg.

El discurso mostrado en la relación principal de este trabajo se repite constantemente a lo largo de todo el siglo XVII en otras muchas relaciones. Esta dinámica es lógica teniendo en cuenta el mensaje que se pretende transmitir: la caída del imperio otomano ante la férrea mano de los príncipes de la cristiandad, un mensaje con un destino propagandístico político y religioso indudable.

Las noticias acerca de los prodigios pueden originarse a raíz de sucesos concretos, como se ejemplificó con anterioridad al respecto de los eventos astronómicos. Sin embargo, si nos centramos en el tema de la relación, estas se mantienen constantes durante todo el siglo. Surgen de manera aparentemente esporádica, cada cierto tiempo y sin responder a un patrón claro. Esto se debe a la características propias de la guerra, que se alarga durante toda la centuria —con más o menos intensidad—.

En ocasiones, ocurre que, de un mismo suceso con un mismo monstruo, las interpretaciones ofrecidas por las relaciones son totalmente diferentes entre ellas. Incluso un mismo suceso puede aparecer repetido con las mismas interpretaciones en momentos temporales separados por varias décadas.

A modo de ejemplo —tratado someramente al no estar vinculado al estudio de caso de este trabajo— existen dos relaciones acerca de un monstruo nacido en Turquía, repetido de manera exacta tanto en morfología como en significado: Prodigioso sucesos que en Ostraviza tierra del turco sucedió este presente año de 1624, y Relación de un monstruo portento que nació en Ostraviza, tierra de turco.

Atendiendo a una de las características mostradas por el monstruo polaco, es recurrente la mención a las letras que parecen marcadas en su lomo (F.R.P.A.D.I.H). Mientras que, en la relación principal, estas siglas son interpretadas como Fidel Religio Puget Arabes Deus Indicar Hostes (atribuyendo la victoria a varios reinos cristianos), en otra relación, se leen de la siguiente forma Fidelis Rex Philipus Armis Dominavit Ierusalem Haec & Omnia (donde el protagonista de la contienda es Felipe III).

Del mismo modo, mientras que la primera identifica los atributos animales (águila y león) con distintas casas reales cristianas, la segunda atribuye a todos una relación directa con monarca español. A pesar de los diferentes presagios que se narren y a los posibles significados del monstruo, lo cierto es que no se puede negar la naturaleza propagandística de estas narraciones, que tienen un impacto enorme gracias a las características propias de la época. La pretensión de los productores de las relaciones era la de adoctrinar —cuando el mensaje final busca exaltar la fe católica y afirmar el comportamiento modélico cristiano— además de fortalecer el statu quo —como ocurre en este caso, exaltando el poder de la monarquía y su fortaleza frente al enemigo infiel—.

El uso del monstruo responde a una larga tradición heredada, es cierto, pero su manipulación moderna actúa también como generador de miedos adecuados a su momento, no solo ante lo sobrenatural y aberrante, sino también ante la ira y descontento de Dios, o ante el enemigo infiel.

Sin embargo, el miedo no será lo único que se suministra al oyente o lector. Indirectamente, habrá una potente dosis de curiosidad ante el misterio. Lo desconocido asusta, pero también fascina, permite escapar de la rutina y tener noticia de lo que ocurre más allá de las acotadas fronteras vitales de la época, sobre todo cuando hablamos de discursos que tiene al tercer estado como destinatario.

Como afirma Tropé (2017), el contexto bélico con el turco y el ambiente religioso generado con la contrarreforma actúan como catalizadores en el auge de este tipo de relaciones. Teniendo en cuenta todo lo planteado hasta ahora, es pertinente plantear de qué forma se transmitían los mensajes detrás de estos relatos a lo largo y ancho de los diferentes estratos sociales. En este caso, las relaciones de sucesos son la vía principal, no hay duda de ello, pero cabe preguntarse si existía variedad dentro de estas, una variedad lógica y acorde a las propias diferencias sociales de la época.

Estas diferencias existen, y para analizarse se han determinado dos grupos de estudio, generales pero útiles, para entender este fenómeno: estos serían el grupo popular y el grupo privilegiado. Aunque podría recurrirse a diferentes criterios, la alfabetización ha sido considerada como la mejor vara de medir para realizar esta división, pues como se verá más adelante, condiciona por completo la forma de transmisión y entendimiento del mensaje. Por un lado, hablaríamos del grupo privilegiado, alfabetizado y, por ello —aunque no necesariamente— conocedor en potencia de cuestiones teóricas referidas a la literatura clásica, conocimientos de teología, teoría política, etc.

El conocimiento previo esperado de los individuos de este grupo justifica las narraciones producidas en relaciones como la tratada en este trabajo, difíciles de entender para el grueso de la población por su contenido teórico complejo. Es por ello por lo que, en muchas de ellas, la mención de la corte como lugar de creación de estas historias por sus integrantes y de destino para los mismos sea constante. Algunas de las relaciones sobre monstruos y prodigios se titulan como cartas escritas por personajes residentes en la corte que narran los sucesos que han visto u oído a sus conocidos —siempre en su mismo circulo social— aunque también se encuentran relaciones producidas por eclesiásticos, responsables de la interpretación de las señales como augurios y que muestran sus conclusiones públicamente mediante las relaciones.

Como se puede observar en las relaciones estudiadas, abundan las referencias a personajes históricos y religiosos, además de incluir interpretaciones a las características alegóricas de la morfología del monstruo, complejas de entender para alguien no versado en el tema. Con ello, reitero que no se puede afirmar con rotundidad que todos los individuos de este primer grupo pudieran comprender el mensaje interpretado, pero sin duda estas relaciones eran consumidas en su totalidad por sus integrantes.

Es innegable la naturaleza culta de este tipo de impresos, una hipótesis que gana peso cuando se analiza el grupo segundo, donde se incluye al restante de la población, iletrada y sin conocimientos suficientes de teología, política, historia, etc. Para este segundo y último grupo, la fuente utilizada es clave para la comprensión de la hipótesis planteada. Se trata de un breve pliego, impreso en Sevilla en el mismo año de 1624, compuesto por un corto texto en verso que narra la aparición del monstruo pez al que se refiere a relación principal. En ella puede verse la misma imagen del monstruo, acompañada de tres columnas con un breve texto al estilo de un romance. Su contenido se limita a una explicación simple del prodigio, narrando donde se origina y las características del monstruo, sin entrar en ningún momento en detalles concretos sobre qué podría venir a significar.

Posiblemente estuviese pensada para ser leída de forma pública, algo común en la época, a juzgar por el formato en el que se presenta el pliego, y, sobre todo, al estar escrita en verso. Posiblemente su composición rítmica tenga que ver con la intención de atraer la atención y facilitar la memorización de partes del texto, al igual que ocurría con los romances durante el medievo, recordando el famoso Cantar del mío Cid recitado por juglares, o incluso las poéticas historias de Homero cantadas por los rapsodas griegos. Hay menciones a elementos conocidos de la cultura popular, como es el anteriormente mencionado “Pece Nicolao”, pero sin duda, es el verso final el que apoya en mayor medida la cuestión planteada, pues deja clara la posición del oyente respecto a este tipo de narraciones.

CONCLUSIONES

Las conclusiones derivadas del estudio propuesto no suponen más que un acercamiento a una temática que, si bien ha sido estudiada, no ha sido explorada en su totalidad. Las conclusiones han permitido observar como, por un lado, el mundo pagano y las interpretaciones clásicas siguen siendo un pilar fundamental de referencia para los contemporáneos a estas apariciones.

Como se ha visto, se toman en consideración ideas antiguas que no encajan con las creencias católicas tradicionales, pero que sin duda son reutilizadas y aprovechadas para aportar un significado nuevo a los prodigios presentados en los textos.

La imagen ha tenido durante toda la historia un poder de transmisión y sugestión enormes. Aunque en esta época su uso era evidentemente conocido en otros muchos ámbitos, el impreso proporcionaba un añadido fundamental en la narración de hechos y su plasmación en el imaginario. No solo interesa el valor que tiene lo visual, también la veracidad de lo que plasma, la idealización o mitificación de hechos mediante representaciones artísticas, etc.

En las sociedades modernas, algunos relatos mitológicos, con un carácter histórico-cultural, cuentan apariciones de monstruos. La estratificación social se ve plasmada en la transmisión de información, donde pueden atisbarse trazas de una “cultura popular” remanente en la cosmovisión de los grupos no privilegiados, difícil de rastrear por su naturaleza eminentemente oral.

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Agradecimientos

Deseo expresar mi más sincero agradecimiento a la Revista Santiago por brindarme la valiosa oportunidad de publicar este artículo, así como a su dirección, evaluadores y revisores, cuyo trabajo riguroso ha contribuido significativamente a la mejoría de esta investigación. De igual manera, agradezco profundamente a los profesores del área de Historia de la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba por su generosa acogida, el diálogo intelectual compartido y el constante apoyo ofrecido durante mi período de trabajo en la institución, en el cual fue posible desarrollar esta publicación. Extiendo también mi gratitud a toda la comunidad universitaria y, de forma especial, al área de Relaciones Internacionales y a su Vicerrectora, por haberme brindado la oportunidad de llevar a cabo una valiosa experiencia de investigación y docencia en un entorno académico estimulante, que resultó fundamental para la elaboración de este trabajo.

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Relación de un monstruo portento que nació en Ostraviza, tierra de turco. (1660). Real Academia de la Historia (RAH), 9/5746(32).

Rivilla B. y Pueyo, J. (1695). Desvíos de la naturaleza y Tratado del origen de los monstros. Imprenta Real, Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, BH MED 4113.

Saxl, F. (1989). Continuidad y variación en el significado de las imágenes. En Zaragoza (ed.). La vida de las imágenes. Estudios iconográficos sobre el arte occidental, (12-20). Alianza Editorial.

Tropé, H. (2017). Propaganda y profecía en la España de los siglos XVI y XVII. Las relaciones de sucesos referidas a monstruos. Humanista, 36, 116-126. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6030331

Varios prodigios y prodigiosos monstruos que se han visto en el mundo. (1624). Biblioteca Nacional de España (BNE), VE/60/9.

Verdadero retrato del monstruo pescado que se halló en Alemania (1624). Real Academia de la Historia (RAH), 9/3685(25).

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Marcos Fernández García (Autor). Investigación, conceptualización, análisis formal, metodología, administración del proyecto, redacción - revisión.

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