e-issn 2227-6513 santiago, 166, 2025

Artículo de Investigación

Nociones actuales sobre la objetividad periodística: hacia una conceptualización desde la teoría de la construcción social de la realidad

Current notions on journalistic objectivity: towards a conceptualization from the theory of the social construction of reality

Noções atuais sobre objetividade jornalística: rumo a uma conceituação a partir da teoria da construção social da realidade

Alejandro Gavilanes Pérez, ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1059-7720

Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Facultad de Humanidades, Departamento de Periodismo, Santa Clara, Cuba

*Autor para correspondencia: agavilanes@uclv.cu

RESUMEN

Aunque la objetividad periodística constituye un tema ampliamente estudiado, las bases sobre las que se sustentan sus conceptualizaciones actuales obvian el papel de la práctica periodística y sus mediaciones. Es por ello que el objetivo del presente artículo consiste en fundamentar teóricamente la objetividad periodística desde la teoría de la construcción social de la realidad. A partir de una revisión bibliográfica sistemática, se establecen las tendencias desde las que se estudia la objetividad periodística en la literatura científica actual y se analizan críticamente sus postulados. Finalmente, y como resultado, se define la objetividad periodística como un acto subjetivo que, durante la construcción periodística de la realidad, se encuentra libre de manipulación consciente por parte del periodista, ya sea por autocensura, posición ideológica del medio de prensa o presión externa a este. La objetividad implica la honestidad en el conocimiento y su comunicación.

Palabras clave: Objetividad, periodismo objetivo, neutralidad, imparcialidad, construcción social de la realidad

Abstract

Although journalistic objectivity is a widely studied topic, the foundations on which its current conceptualizations are based overlook the role of journalistic practice and its mediations. Therefore, the objective of this article is to theoretically ground journalistic objectivity from the theory of the social construction of reality. Based on a systematic bibliographic review, the trends from which journalistic objectivity is studied in current scientific literature are established, and their postulates are critically analyzed. Finally, and as a result, journalistic objectivity is defined as a subjective act that, during the journalistic construction of reality, is free from conscious manipulation by the journalist, whether due to self-censorship, the ideological position of the media outlet, or external pressure. Objectivity implies honesty in knowledge and its communication.

Keywords: Objectivity, objective journalism, neutrality, impartiality, social construction of reality

Resumo

Embora a objetividade jornalística seja um tema amplamente estudado, os fundamentos em que se baseiam suas conceituações atuais negligenciam o papel da prática jornalística e suas mediações. Portanto, o objetivo deste artigo é fundamentar teoricamente a objetividade jornalística a partir da teoria da construção social da realidade. A partir de uma revisão bibliográfica sistemática, são estabelecidas as tendências a partir das quais a objetividade jornalística é estudada na literatura científica atual e seus postulados são analisados criticamente. Por fim, e como resultado, a objetividade jornalística é definida como um ato subjetivo que, durante a construção jornalística da realidade, está livre de manipulação consciente por parte do jornalista, seja por autocensura, pela posição ideológica do veículo ou por pressões externas. A objetividade implica honestidade no conhecimento e em sua comunicação.

Palavras-chave: Objetividade, jornalismo objetivo, neutralidade, imparcialidade, construção social da realidade

Recibido: 9/11/2025 Aprobado: 2/12/2025

Introducción

Desde su surgimiento, la teoría de la objetividad ha sido considerada como la piedra angular del periodismo, sobre todo en el ámbito anglosajón. Sin embargo, el consenso existente entre numerosos académicos sobre la importancia de la objetividad para el periodismo estadounidense –como Schudson (1990), Rosen (1993) y Mindich (1998) – no oculta el hecho de que el paradigma de la objetividad, entendido desde sus nexos conceptuales con el positivismo, “ha venido sufriendo un progresivo declive durante las últimas décadas, hasta el punto de que puede decirse, con verdad, que se trata de un paradigma fracturado” (Muñoz, 2012, p. 835).

Lo cierto es que en el mundo del periodismo –tanto académico como profesional– parece no existir concepto más discutido que el de la objetividad. Asumida como desiderátum ético, ritual estratégico, método verificable, utopía irrealizable, o simplemente una falacia, la objetividad periodística deviene tema sobre el cual persisten posturas totalmente antagónicas. Sin embargo, no es menos cierto que aún no ha surgido un nuevo paradigma que lo sustituya, amén de las disímiles variaciones existentes en su conceptualización.

Ya desde el año 2000, Haskell plantea que una de las principales falacias de los estudios sobre la objetividad periodística radica en la ausencia de esfuerzos conceptualizadores. En 2012, Muñoz confirma esa tendencia al afirmar que “(…) la mayoría de los debates sobre la teoría de la objetividad adolecen de la falta de un concepto sólido y bien definido de lo que se entiende bajo ese término” (p. 836). Aunque el problema no pueda resumirse a una cuestión de semántica, muchos de los malentendidos sí proceden del empleo de una noción vaga y difusa.

La literatura científica actual sobre el tema deja clara una realidad: aun cuando se defienden criterios diferentes y hasta antagónicos sobre la objetividad periodística, los autores coinciden en señalar su importancia y la posibilidad de alcanzarla (Urbaniak, 2016; González, 2017; Hernández, 2021; Weis, 2021; Chidozie, 2022; Bo et al., 2023; Arantes 2023; Schmidt, 2023; Gould, 2023; Haq, 2024). Ello refuerza la idea de que la objetividad periodística “is an evolving notion” (Boudana, 2011, p. 386), más que un “paradigma fracturado” (Muñoz, 2012, p. 835).

A partir de ese reconocimiento, en este artículo se considera que la perspectiva más acertada de objetividad se debe sustentar en los postulados de la teoría de la construcción social de la realidad (Sá Martino, 2014; Galañena et al., 2018; Conde, 2021; Hernández, 2021), la cual reconoce el papel de los medios de comunicación como instituciones legitimadas para reconstruir la realidad sobre la base de conocimientos socialmente compartidos. Aunque esta teoría tiene marcado enfoque sociológico, sobre todo por su interés en los diferentes niveles de interacción social y la internalización del conocimiento colectivo (Galañena et al., 2013), modela una nueva concepción de los procesos periodísticos que permite reentender el ideal de objetividad periodística y replantear el concepto.

Metodología

Este estudio es esencialmente teórico y se afilia, fundamentalmente, al paradigma hermenéutico, centrado en la interpretación de textos, acciones y fenómenos (Hernández Maldonado, 2023), que implica un proceso dialéctico entre el todo y las partes, lo que permite una comprensión contextualizada y profunda de los fenómenos estudiados (Quintana y Hermida, 2019).

Así, a través del paradigma hermenéutico se determinaron los textos más importantes según un criterio de selección aleatorio intencional. En este sentido, muchos estudios presentan la objetividad como una especie de supuesto obvio y evidente, que no necesita aclaración o discusión; por lo que no realizan disquisiciones teóricas sobre el significado de ser objetivos. Se seleccionan, por tanto, aquellas investigaciones que, más allá de tocar el tema de la objetividad, reflexionan acerca de lo que significa ser objetivos en periodismo.

La investigación asume como método la revisión bibliográfica-documental sistemática y la técnica de análisis de textos (Codina, 2020). Debido a las limitaciones en el acceso a bases de datos, al no contar con suscripción, se realiza una búsqueda a partir de recursos disponibles en Google y Google Scholar, y en portales bibliográficos como Dialnet. El uso del Google se emplea como forma de ampliar los resultados y solo se tiene en cuenta el material científico (Paes, 2023).

Así, se analizan críticamente artículos publicados en los últimos diez años, sin restricción de idioma; aunque también se acude a trabajos de autores clásicos en el tema y a tesis de maestría y doctorado recientes. No se establecen patrones bibliométricos específicos de búsqueda, sino que constituyen objeto de análisis los trabajos, tanto de perspectiva teórica como empírica, centrados en la objetividad periodística y la categoría afín: periodismo objetivo.

Teniendo en cuenta lo anterior, en el presente artículo se propone un concepto de objetividad periodística que se sustenta conceptualmente en la teoría de la construcción social de la realidad. Para ello, se establecen las tendencias actuales desde las que se estudia la objetividad periodística y se analizan críticamente sus postulados, algunos de los cuales complementan la conceptualización que se propone.

Resultados y discusión

La revisión de la literatura científica correspondiente a los últimos diez años permite identificar dos puntos de partida predominantes acerca del problema de la objetividad periodística: la objetividad como método o estándar normativo (Gauthier, 2015; González, 2017; Dudová, 2022; Bo et al., 2023; Sugiarti et al., 2024; Azubuike et al., 2024) y la objetividad como problema ético (Galañena et al., 2018; Restrepo, 2019; Hernández, 2021; Conde, 2021; Chidozie, 2022; Arantes 2023; Schmidt, 2023; Gould, 2023; Haq, 2024). Dentro de esta segunda clasificación, interesan particularmente aquellos estudios que sugieren entender la objetividad desde los postulados de la teoría de la construcción social de la realidad (Galañena et al., 2018; Conde, 2021; Hernández, 2021). Estas dos formas de enfocar el problema de la objetividad no deben considerarse nuevas, pues investigaciones como la de Muñoz (2012) y Sá Martino (2014) ya han señalado esta división; sin embargo, los estudios actuales incorporan críticas anteriores y repasan la noción de objetividad tanto a la luz de esas consideraciones como de nuevos elementos contextuales en el universo mediático.

Los grupos no representan bloques homogéneos; los autores fueron agrupados en la misma clasificación cuando entienden el problema de manera distinta, pero desde las mismas respuestas teórico-metodológicas. No es posible establecer una división tajante entre ambos puntos de partida, pues están relacionados y tienden a mezclarse con frecuencia. Es por ello que esta agrupación no pretende buscar unidad entre ellos, sino esbozar elementos comunes.

La objetividad como estándar normativo

Ante las críticas constantes que recibe el modelo tradicional positivista de la objetividad, que han llegado a afirmar su imposibilidad (Rodríguez, 1998; Muñoz, 2012), se documentan en la literatura científica actual algunas investigaciones que continúan defendiendo, ontológica, epistemológica y metodológicamente esta postura, a pesar de los matices que incluyen en los análisis. Estos criterios se ajustan a lo que Paes (2023) posiciona en “el horizonte del realismo” (p. 195).

Muñoz (2012) sintetiza las nociones recurrentes que subyacen en la evolución del concepto de objetividad en dos grandes categorías: epistemológicas y éticas. Dentro de las epistemológicas incluye la facticidad libre de valores y la objetividad como sinónimo de imparcialidad y neutralidad; en cuanto a las ideas sobre la objetividad centradas en el lado ético de la cuestión, apunta todo lo relacionado con el balance, la equidad, la no manipulación.

En términos generales, para el realismo, el mundo se realiza desde la separación objeto-sujeto, por lo que conocer correctamente la realidad es conocer su dimensión objetiva en sí misma, independiente de su relación con cualesquiera que sean los sujetos (González, 2017; Bo et al., 2023). El periodismo está sujeto a la producción de enunciados verdaderos y su objeto es una realidad cruda que le precede (Gauthier, 2015) y que el profesional de la prensa debe describir de la forma más precisa y fiable posible (Dudová, 2022). De allí que el esfuerzo del periodista debe centrarse en “livrar a relação, com os acontecimentos de interesse jornalístico, de qualquer interferência subjetiva” (Paes, 2023, p. 196). El periodismo objetivo requiere, en suma, un reporte equilibrado y justo, basado en hechos, que tenga en cuenta el contexto; pero que excluya la propia opinión del periodista (Sugiarti et al., 2024).

Muy vinculado a la separación hecho-opinión, se encuentra el criterio que asume la objetividad como sinónimo de neutralidad e imparcialidad. Ser objetivos en el periodismo implica emplear métodos investigativos para asegurar la imparcialidad y las noticias factuales sin sesgos (Sugiarti et al., 2024). De un lado, la neutralidad pretende evitar posicionamiento concreto alguno a favor o en contra de las partes en conflicto (González, 2017; Al-Zoubi et al., 2023). La imparcialidad, por su parte, implica, en palabras de Bo et al. (2023, p.11): “not taking a position by words, action or sign that supports or gives an advantage to one or some parties in the matter”.

Aunque el punto de partida teórico-metodológico de estos autores sea el mismo, las respuestas que dan al problema de la objetividad presentan ciertas variaciones. Mientras Bo et al. (2023), por ejemplo, proponen la neutralidad como criterio de objetividad; González (2017) considera imposible y éticamente indeseable la neutralidad, entendida como el tratamiento igualitario a todas las partes de un conflicto. Para esta autora, los componentes de la objetividad son la factualidad y la imparcialidad. En términos similares se expresa Dudová (2024), para quien la aparente neutralidad a veces puede ocultar prejuicios ocultos del grupo dominante.

Las principales críticas realizadas a esta postura parten, sobre todo, de criterios epistemológicos. En cuanto a la dicotomía hecho-valor (lo objetivo como sinónimo de verídico, y lo subjetivo como refractario de toda verdad), Muñoz (2012) señala que es falsa. “Conocer implica, por definición, hacer juicios, y esto inexorablemente equivale a combinar datos sensoriales con conceptos, tanto teóricos como morales” (p. 842). Así, el hecho de escoger datos dentro de la realidad para su (re)construcción mediática (Berger y Luckmann, 2003) supone manipulación (Li, 2020; Hernández, 2021). De allí que la construcción de la noticia constituye per se un acto creativo, esto es, subjetivo (Galañena et al., 2018), en el cual la selección de un tema o evento es naturalmente inevitable.

Ahora bien, aceptar que en la construcción de la noticia interviene la subjetividad del periodista no implica reconocer que el relato mediático carezca de valor o tergiverse la realidad. Se coincide con Boudana (2011) cuando afirma: “Objectivity in journalism or science does not mean that all decisions do not have underlying values, but only that within the rules of the game, a systematic attempt is made to achieve a high degree of truth” (p. 394). En suma, objetividad no es sinónimo de certeza o infalibilidad (el conocimiento científico, por ejemplo, es falible y a la vez objetivo).

Más allá de los argumentos epistemológicos, contra este particular se esgrimen argumentos éticos. Williams y Stroud (2020, p. 2), por ejemplo, indican que: “Regardless of their profession, reporters are still human beings who have unique experiences and stakes in political processes”. En este sentido, González (2017) agrega que, si bien todas las partes de una historia merecen ser escuchadas, la objetividad no implica que todas ellas sean tratadas de la misma manera, porque equivaldría a equiparar a víctimas y verdugos. De lo que se desprende que más que imposible, ser neutral e imparcial resulta indeseado, éticamente cuestionable, injusto.

La objetividad como una cuestión ética

Partiendo del reconocimiento de que alcanzar la objetividad absoluta es imposible, en tanto el periodista selecciona y jerarquiza información, algunos autores (Galañena et al., 2018; Restrepo, 2019; Hernández, 2021; Chidozie, 2022; Arantes 2023; Schmidt, 2023; Gould, 2023; Haq, 2024) plantean que lograr la verdad en el producto final que los medios entregan a sus públicos pasa por un enfoque deontológico del asunto. De allí que la verdad que ofrecen los medios debe estar respaldada por una ética periodística (Hernández, 2021), o sea, el profesional de la prensa es objetivo en tanto realiza su trabajo con rigor y no manipula conscientemente la realidad.

Ser objetivo implica, por tanto, honestidad en el conocimiento y su comunicación (Restrepo, 2019), para lo cual el periodista debe ser consciente de sus compromisos y limitaciones (Sá Martino, 2014). Así, la objetividad deja de ser un ideal y se convierte en una posibilidad. La mirada del periodista, por tanto, necesita ser entrenada para convertirse en una verdadera facultad cognitiva para aprehender la realidad de manera clara e ilustrada. En este sentido, según Chidozie (2022), resulta necesario un periodismo que enfatice la calificación virtuosa de los periodistas, a través de la educación de la virtud; la cual ha de garantizar un trato humano y respetuoso al “otro”, mediante la utilización de recursos éticos, estilísticos y lingüísticos que permita producir conocimientos sobre su complejidad si reproducir violencia y discriminación (Arantes, 2023).

Un criterio en ascenso, sobre todo en los últimos tres años, y que se posiciona dentro de esta clasificación por las profundas implicaciones éticas de las soluciones que señala, radica en la defensa de un “periodismo de la subjetividad” (Gould, 2023, p. 2), con potencial para la reflexividad y la acción. Autores como Haq (2024) argumentan que deviene necesario entender la objetividad desde los roles periodísticos, donde debe prevalecer el compromiso de la profesión con el interés público.

En términos similares se expresa Schmidt (2023), para quien la objetividad es una construcción colectiva de valores, actitudes y creencias institucionales con respecto a la posición del periodismo en la sociedad. Arantes (2023) llega más lejos y defiende un cambio epistémico en las prácticas periodísticas para considerar los recursos emocionales y subjetivos como formas legítimas de producción de conocimiento y conciencia sobre el mundo.

En suma, tanto Haq (2024), como Schmidt (2023) y Arantes (2023) concluyen que deviene aconsejable la ejecución de un periodismo comprometido, donde la toma de partido no sea sinónimo de tergiversación de la realidad, sino herramienta propicia para evitar los sesgos que el imperativo de la objetividad provoca en las coberturas mediáticas sobre grupos minoritarios.

La evidencia empírica recopilada por estos autores apunta a que, cuando el periodista se enfrenta a la cuestión del otro y se distancia sustancialmente de su realidad inmediata, “se hace evidente la limitación de la objetividad para poder encuadrar temas, historias y situaciones en su complejidad y sin reproducir violencia, estereotipos y formas de opresión contra grupos socialmente minoritarios” (Arantes, 2023, p. 3).

De forma general, los críticos de este posicionamiento aseguran que se reduce el problema del conocimiento a una cuestión de valores éticos (Muñoz, 2012) −modestia, honradez, buena fe, transparencia, integridad− y, por tanto, a una cuestión individual que no tiene en cuenta las mediaciones que intervienen en el proceso de construcción de la noticia (factores estructural-organizativos, factores externos, política editorial del medio, por ejemplo). Por otra parte, según Boudana (2011): “Being a moral person is not the same as −and is not enough for−being a professional” (p. 395). Los valores morales no pueden explicar per se criterios como la competencia del periodista o la fiabilidad de lo que se informa. “In fact, an invocation of honesty provides an easy consolation for those who have failed and it can actually be another term for self-indulgence” (p. 395).

No obstante, no es posible –ni aconsejable− despejar a la objetividad de su componente ético. En definitivas, en su labor diaria, el periodista se enfrenta a determinadas situaciones que, por su carácter social, son proclives a afectar su eticidad. Es ante estas zonas de conflicto ético (Autores varios, 2001) donde los valores morales y profesionales, y donde la “educación de la virtud” deben jugar un papel predominante en la toma de decisiones del periodista.

Tanto los estudios del realismo que entienden la objetividad periodística como un estándar normativo, como aquellas que solo la conciben en términos deontológicos –desde el intersubjetivismo–, adolecen de varias falacias e insuficiencias:

1. Parten de reconocer una separación tajante –falsa dicotomía− entre objeto y sujeto.

2. En sus conceptualizaciones obvian o minimizan el papel de la práctica (periodística) y sus mediaciones.

3. Se sigue sosteniendo la neutralidad (como balance y equidad) y la distancia del periodista respecto a los hechos que narra.

Dentro de esta clasificación –la objetividad como problema ético– se establece un posicionamiento de particular interés, en tanto tiende a superar las falacias arriba mencionadas: Sá Martino (2014), Galañena et al. (2018) Hernández (2021), Conde (2021) y Paes (2022) afirman que la objetividad periodística debe comprenderse en el marco de la actividad práctica de los medios, esto es, entender las particularidades de la (re)construcción de la realidad que efectúan los medios, las mediaciones de dicho proceso y la naturaleza específica del relato periodístico.

Un relato periodístico objetivo no debe pretender ser completo o total, en tanto no debe ocultar los procesos de selección de los elementos que lo componen. Es por ello que el estudio de la objetividad periodística debe tener en cuenta las condiciones, posibilidades y contradicciones de la práctica periodística, en las que las cuestiones éticas están en permanente tensión.

Hacia una delimitación conceptual desde la teoría de la construcción social de la realidad

En este epígrafe conclusivo se numeran algunas ideas que podrían ser útiles para la constitución de una definición de objetividad periodística. Antes de enunciar las ideas es necesario apuntar, junto con gran parte de la investigación actual, la necesidad de no renunciar al debate sobre la objetividad en periodismo, así como afirmar la posibilidad de alcanzarla en el ejercicio profesional.

Los estudios sobre los emisores y los procesos productivos en las comunicaciones masivas constituyen una importante área del análisis comunicativo. Desde los años 50 del pasado siglo, algunos sociólogos comienzan a interesarse por los emisores no como sujetos neutrales que se limitan a reflejar el acontecer social, sino como mediadores en la forma en que el destinatario organiza su propia imagen del ambiente.

La sociología de los emisores está orientada al estudio sobre la producción en comunicación y los actores que intervienen en ella. Para Wolf (2005, p. 109) esta perspectiva teórica ofrece “la posibilidad concreta de conjugar las dos principales tendencias de análisis, la sociológica y la específicamente comunicativa, representando en este sentido un ejemplo ya parcialmente realizado de la superación disciplinar tantas veces invocada en los estudios mediológicos”. Dado su carácter interdisciplinar, la sociología de los emisores integra el análisis de la organización de la producción de noticias (factores estructural-organizativos), las competencias profesionales (factores profesionales) y la influencia de agentes externos en las instituciones mediáticas (factores externos).

Históricamente, los estudios de los procesos productivos de comunicación se dividen en dos perspectivas principales: gatekeeping y newsmaking. El primero de ellos se emplea para denominar las investigaciones de la práctica periodística centradas exclusivamente en la selección de la noticia. El reconocimiento del gatekeeper (seleccionador) muestra la acción de filtro del productor de noticias, al incluir y excluir información (manipulación consciente) durante la producción mediática; sin embargo, descuida al emisor como ente social (Galañena y Alfonso, 2013).

Los presupuestos del newsmaking, por su parte, amplían la concepción del emisor al destacar la distorsión involuntaria de los mensajes mediáticos como resultado de la rutinización de los procesos productivos y la influencia de la cultura profesional de los periodistas. Según Tuchman (1999), la distorsión involuntaria o manipulación inconsciente se determina en gran medida por los criterios de importancia y noticiabilidad que desarrolla la teoría del newsmaking.

Siguiendo a McQuail (1994), Galañena y Alsonfo (2013) consideran a la objetividad periodística como una de las tres áreas de mayor interés para los estudios desarrollados por la sociología de los emisores. “Quizás por ello, la simbiosis entre los principios del gatekeeping (manipulación consciente durante la selección de la información) y el newsmaking (ética profesional como parte de la cultura profesional) devenga base teórica para investigar la objetividad periodística” (Galañena y Alfonso, 2013, p. 6).

Algunas investigaciones actuales (Sá Martino, 2014; Galañena et al., 2018; Conde, 2021) consideran que la perspectiva teórica más acertada para el estudio de la objetividad periodística lo constituyen los postulados de la teoría de la construcción social de la realidad, de los sociólogos alemanes Peter Berger y Thomas Luckman (2003). Esta teoría reconoce el papel de los medios como instituciones legitimadas para reconstruir la realidad sobre la base de conocimientos socialmente compartidos.

La teoría de la construcción social de la realidad ofrece un marco conceptual apropiado –relativo al entendimiento y diferenciación entre acontecimiento y noticia; a la actividad periodística como un proceso de construcción social de la realidad; al papel socialmente legitimado de los medios de convertir los hechos en noticias– para la comprensión de la objetividad periodística alejada de los criterios clásicos (objetividad vista desde la neutralidad, la imparcialidad, la factualidad, la independencia, etc.).

Para esta perspectiva teórica, los productos informativos son una construcción organizacional que surge de un espacio, de un ambiente y sus dinámicas, y no de una simple selección del medio, sesgada por la subjetivación constante de la realidad. Así, al decir de Alsina (2005), la noticia no es el hecho en sí, sino la narración, el discurso que construye y relata el periodista sobre el acontecimiento, en primera instancia. “Noticia es aquello a lo que el periodista confiere tal condición, haya acontecido hoy o ayer, pues solo cuando lo da a conocer es cuando se reconoce” (p. 27). De allí que la noticia sea entendida como una construcción de la realidad.

Tuchman (1999) afirma que, en esta construcción social de la realidad, los medios muestran acontecimientos y procesos sociales que se dan fuera de la experiencia directa de los destinatarios, que hacen difícil el contraste entre los dos contextos, el individual y el público. La particularidad del proceso radica, según Alsina (2005), “en reobjetivar, en redefinir, en reconstruir en función de la dimensión pública y colectiva de la información de masas de una determinada realidad que se presenta ya objetiva, definida y construida de modo individual, privado y colectivo” (p. 4). Moreno et al. (2017), por su parte, explican que se habla de un proceso que es socialmente determinado e intersubjetivamente construido, lo que lleva a reconocer a la actividad periodística como un rol socialmente legitimado e institucionalizado.

Las informaciones de los mass media institucionalizan fenómenos sociales al integrarlos a la escala de valores de la sociedad. Así se formula el rol social del periodista, cuyo principal atributo viene a ser la objetividad, de acuerdo con Berger y Luckman (2003). A la luz de estos postulados, se puede afirmar que “la subjetividad que interviene en la manipulación consciente nada tiene que ver con la subjetividad que media [y es inherente al] el proceso creativo individual” (Galañena y Alfonso, 2013, p. 14).

En este sentido, algunos postulados de la propuesta teórica y metodológica de la Intencionalidad Editorial permiten enriquecer la comprensión del papel y lugar de la objetividad en el periodismo. Según esta perspectiva, las instituciones mediáticas son herramientas de transmisión de los valores de la ideología de los grupos dominantes.

Todo hecho periodístico “pertenece al escenario del debate y la puja en torno al poder, porque lo defiende, lo avala, lo sustenta o lo justifica, o porque lo cuestiona y hasta trabaja para su destrucción, para su reemplazo o para su modificación sustancial” (Espeche, 2005, p. 6). Precisamente, la especificidad del hecho periodístico lo constituye la objetividad, entendida esta como inexcusable referencia al hecho objetivo, revelado por la fuente.

Lo no-objetivo en el periodismo resulta, por tanto, la intención de tergiversar o crear deliberadamente una “verdad” mediática totalmente diferente y distanciada de su referente real. Así, al decir de Rodríguez (1998) la objetividad solo puede ser un desiderátum ético, en tanto la diferencia entre el periodismo manipulado y el objetivo “está en cómo se selecciona y se combina. La diferencia es ética” (García Luis, 2008, p. 212).

A partir de lo anterior, se esbozan algunas ideas conclusivas:

1. La dicotomía entre objeto y sujeto es falsa: No existe una separación tajante entre objeto y sujeto. Más que instancias autónomas e independientes, “sujeto y objeto se co-determinan, siendo el resultado de cierta relación circunscrita histórica y socialmente” (Paes, 2023, p. 5). Esto no niega la existencia de una realidad externa, independiente del sujeto (Espeche, 2012); sin embargo, más allá de la percepción social de esa realidad, solo existe la indeterminación de una infinidad de aspectos, ángulos, características, perspectivas y datos “objetivos” potencialmente combinables. La percepción y elección de esos fenómenos son, por tanto, inseparables de elecciones y recortes subjetivos en el flujo continuo de la objetividad (Paes, 2023).

2. El sujeto es quien conoce y produce, por lo cual no puede desprenderse del proceso de conocimiento: El sujeto (periodista) informa y, a la par, interpreta y transforma, desde su visión del mundo, la realidad social y concreta que es objeto de la información: y es esa misma realidad y la relación entre los sujetos la que condiciona aquella visión del mundo (Espeche, 2012). El conocimiento posible es, por tanto, incompleto y parcial, resultado de la dialéctica sujeto-objeto: ni puramente objetivo ni estrictamente subjetivo.

3. El relato periodístico es de naturaleza específica: El periodismo no tiene otra alternativa que ser objetivo, esto es, debe basarse en hechos susceptibles de ser confirmados y constatados a través de fuentes diversas. La libre interpretación individual y subjetiva del periodista es limitada, pues para acercarse a los pequeños fragmentos de realidad, para interpretar los hechos, el periodista necesita de fuentes de información contrastables y de diverso tipo. Asimismo, según Espeche (2020), el periodismo tiene que ser parcial, entendida la parcialidad no como aceptación de una parte en detrimento del todo, “sino como asunción de una posición propia del periodista y del medio ante el complejo y multifacético entramado de hechos sobre los que trabaja la práctica periodística” (p. 18). Esta práctica implica, por tanto, asumir una posición determinada sobre los hechos de la realidad confirmados según fuentes.

4. La objetividad periodística debe entenderse, también, desde su componente ético: El periodista no puede alcanzar la objetividad obviando los requerimientos de la ética periodística. Si bien la ética no es condición sine qua non de la objetividad, su relevancia se manifiesta en la toma de decisiones ante aquellas situaciones que, en la práctica del periodismo, pueden afectar la eticidad. El periodismo objetivo es aquel que se realiza sin dobles intenciones y se mantiene al margen de la manipulación consciente de la información.

5. La dinámica informativa y sus mediaciones signan la propuesta comunicativa: La evidencia empírica (García Luis, 2014; Galañena, et al., 2018) demuestra cómo la práctica periodística y sus mediaciones determinan la eticidad y calidad del mensaje periodístico. De allí que la objetividad constituya una práctica perfectible, que puede ser sometida a una evaluación y basarse en criterios concretos y universales (Boudana, 2011).

6. Se entiende, entonces, que la objetividad periodística es un acto subjetivo (subjetividad inherente al acto creativo individual) que, durante la construcción periodística de la realidad por los que atraviesa la noticia, se encuentra libre de manipulación consciente por parte del profesional de la comunicación, ya sea por autocensura del periodista, posición ideológica del medio de prensa o presión externa a este. La objetividad implica la honestidad en el conocimiento y su comunicación.

La Habana, Cuba).

CONCLUSIONES

Los debates sobre la objetividad periodística, su existencia y posibilidad continúan dentro de la agenda investigativa sobre el periodismo. A pesar de los disímiles puntos de vista de los académicos y profesionales, la mayoría de la investigación científica actual reconoce la importancia de no renunciar a la objetividad, así como la posibilidad de alcanzarla.

Los estudios actuales sobre la objetividad periodística continúan arrastrando varias falacias ya detectadas por Haskell en el año 2000: la mayoría de las críticas al paradigma de la objetividad no parten de esfuerzos conceptualizadores, lo cual lleva a que se confunda el término con conceptos como balance y neutralidad. Es por ello que la presente investigación, luego de identificar y analizar críticamente las dos posturas predominantes en el estudio sobre el tema de los últimos diez años, propone un conjunto de ideas que permitan entender y definir la objetividad desde sus diferentes dimensiones, así como insertada dentro de una práctica profesional concreta: la praxis periodística.

En la producción científica de los últimos diez años se trasluce una tendencia a criticar el paradigma tradicional de la objetividad desde evidencia empírica que demuestra cómo esta visión aún predominante en el periodismo occidental contribuye a socializar sesgos y visiones negativas acerca de grupos marginados, como los musulmanes, personas negras y los migrantes.

Dada la variedad de criterios que intervienen en la conceptualización de la objetividad periodística y su operacionalización, se recomienda, para futuras investigaciones, delinear pautas teórico-metodológicas (diferentes a los criterios tradicionales de neutralidad, imparcialidad, equidistancia, independencia: todos deudores de una visión positivista del asunto) que permitan determinar en la práctica, la expresión de la objetividad periodística en el mensaje de los medios.

Referencias bibliográficas

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