e-issn 2227-6513 santiago, Nro.Especial, 2025
Artículo de Investigación
Marxismo versus cultura. Exegesis
Marxism versus culture. Exegesis
Marxismo versus cultura. Exegese
DrC. Adriana Mercedes Ortiz Blanco, https//orcid.org/0000-0001-8091-9639
DrC. Luisa Carrión Cabrera, https//orcid.org/0000-0002-9110-9831
MsC. María del Carmen Rodríguez López, https//orcid.org/0000-0002-0715-389x
Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
*Autor para correspondencia: adrianac@uo.edu.cu
RESUMEN
La cultura en su sentido amplio es objeto de estudio de varias ciencias. El trabajo que se presenta tiene dos aspectos fundamentales. En el primero se recurre a un panorama sintético de la cultura y se resaltan dos premisas marxistas para el estudio de la misma: las condiciones del hombre en la historia y el papel de la ideología. En un segundo momento estas premisas son analizadas como soportes teóricos para los estudios sobre descolonización cultural y la importancia de ello en Cuba a través del Programa para enfrentar la colonización cultural: “Sembrar ideas, sembrar conciencia.” La metodología parte del nivel exploratorio, el análisis documental y la hermenéutica para la interpretación de los textos. El objetivo se enmarca en analizar la cultura en el campo del marxismo y la posibilidad que ello ofrece para la comprensión de la descolonización cultural.
Palabras clave: Historia, cultura, identidad, ideología, descolonización
Abstract
Culture in its broad sense is the object of study of several sciences. The work presented has two fundamental aspects. In the first, a synthetic overview of culture is used and two Marxist premises for its study are highlighted: the conditions of man in history and the role of ideology. In a second moment, these premises are analyzed as theoretical supports for studies on cultural decolonization and the importance of this in Cuba through the Program to confront cultural colonization: “Sowing ideas, sowing consciousness.” The methodology starts from the exploratory level, documentary analysis and hermeneutics for the interpretation of the texts. The objective is framed in analyzing culture in the field of Marxism and the possibility that this offers for the understanding of cultural decolonization.
Keywords: History, culture, identity, ideology, decolonization
Resumo
A cultura, em seu sentido mais amplo, é objeto de estudo de diversas disciplinas. Este artigo apresenta dois aspectos fundamentais. Primeiro, oferece uma visão sintética da cultura e destaca duas premissas marxistas para o seu estudo: as condições da humanidade na história e o papel da ideologia. Segundo, essas premissas são analisadas como suporte teórico para estudos sobre a descolonização cultural e sua importância em Cuba por meio do Programa de Enfrentamento da Colonização Cultural: “Semeando Ideias, Semeando Consciência”. A metodologia inicia-se com uma abordagem exploratória, análise documental e hermenêutica para a interpretação de textos. O objetivo é analisar a cultura dentro da estrutura do marxismo e as possibilidades que isso oferece para a compreensão da descolonização cultural.
Palavras-chave: História, cultura, identidade, ideologia, descolonização
Recibido: 19/9/2025 Aprobado: 14/11/2025
Introducción
La noción de cultura ha generado abundantes y contradictorios trabajos en diferentes ciencias. Este término designa tanto una serie de grandes obras clásicas como unas maneras de vivir, de sentir y de pensar propias a un grupo social. La cultura no puede ser pensada separada de un contexto socio económico donde conviven los seres humanos con sus semejanzas, diferencias y son apreciables los nexos entre lo singular y lo general.
Desde esta perspectiva teórica existen conceptos que frecuentemente son sometidos a nuevas conceptualizaciones, cultura es uno de ellos. En la historia reciente de la humanidad este concepto ha sido empleado de diversas formas ya sea como sinónimo de civilización o como noción en los términos de cultura axiológica, cultura pedagógica o cultura popular entre otras acepciones que ubican los seres humanos en un contexto social.
El mundo es cada vez más veloz, tecnificado y culturalmente más diverso que nunca (Ortiz, Rodríguez, Ortiz, 2022). Posicionarse en estas dinámicas de cambio exige comprender los escenarios desde donde emergen diferentes enfoques hacia el comportamiento humano en el que, lo cultural se incluye.
En el trabajo que se presenta en un primer momento se acude a una panorama sintético sobre la cultura donde se incluye la contribución marxista al debate. En un segundo momento se establecen premisas básicas que ofrece el marxismo para asumir el debate acerca de la descolonización cultural hasta llegar al Programa para enfrentar la colonización cultural “Sembrar ideas, sembrar conciencia”.
El objetivo se enmarca en analizar la cultura en el campo del marxismo y la posibilidad que ello ofrece para la comprensión de la descolonización cultural.
Metodología
Se utilizó la hermenéutica para la interpretación y el análisis crítico de los textos utilizados pudiéndose profundizar en las categorías de estudio: cultura, identidad, identidad cultural, colonización y descolonización de la cultura. Asimismo, se asumieron otros métodos: histórico-lógico para profundizar en los antecedentes históricos. Analítico-sintético para lograr la sistematización de los principales textos escogidos y el inductivo-deductivo: ayudó a derivar regularidades en las concepciones.
Resultados y discusión
Los referentes teóricos fundamentales que se presentan parten de la cosmovisión de la cultura como resultado de la actividad transformadora humana. La cultura hay que analizarla en sentido amplio como proceso de producción y apropiación material y espiritual. La creación de la cultura se encuentra vinculada estrechamente a la actividad práctico social transformadora del hombre, al trabajo en tanto fuente originaria y revela el grado de desarrollo alcanzado por lo humano. El ser humano encuentra el fundamento de su ser allí donde comienza la fuente de su vida.
En muchos idiomas, la palabra cultura tiene al menos dos significados. En la sociedad burguesa, la cultura ha llegado a significar tanto el refinamiento como las bellas artes. Propiedad de las clases dominantes, esta cultura se hereda a través de la transmisión de los modales y la educación de alto nivel.
El segundo significado de cultura es el de modo de vida, incluidas las creencias y prácticas, de un pueblo que forma parte de una comunidad, de una sociedad. Cultura es más que eso es democratización, participación social, protección del patrimonio cultural de los pueblos (Romão, Magalhães, 2010).
El carácter complejo de la cultura surge esencialmente de su definición. Para algunos, cultura en un sentido estrecho, es sólo la cultura formal, elitista, de una sociedad, para otros, con una concepción amplia, llega a ser sinónimo de una sociedad toda.
En efecto, la cultura recorre toda la sociedad y la organiza y puede llegar a ser vista como un frente social donde se entrelazan visiones de mundo y prácticas sociales las cuales tienen una importancia decisiva para caracterizar los discursos dominantes y alternativos de una sociedad. Puede llegar a ser vista como un constituyente esencial de una estrategia para el tránsito de un estado social a otro, es decir, para llegar a construir una hegemonía en una dirección u otra.
Asimismo, la cultura constituye un trabajo valioso, creador, a través del cual los habitantes materializan las potencialidades de sus fuerzas sociales, al cambiar el entorno natural en que viven e incorporarlo a su vida social, o sea ella se desarrolla en el vínculo entre lo natural y lo social. La naturaleza incorporada a la actividad social, no solamente como premisa sino como condición de la vida humana, que es ahora parte de la cultura.
Las culturas son contradictorias y juntan una serie de elementos de formas desiguales, del tejido social de una sociedad desigual que oscila entre la reproducción de las jerarquías de clase y la resistencia a elementos de la jerarquía social. Las ideologías dominantes impregnan la cultura a través de aparatos ideológicos como un maremoto, arrollando las experiencias reales de la clase trabajadora y el campesinado.
Existe una estrecha relación entre la cultura y la identidad. Esta última asigna al conjunto de elementos, objetivos y subjetivos, específicos de alguna entidad dada, que le aportan un sello distintivo y diferenciador de otros. En un sentido más amplio significa aquel cúmulo de determinaciones cuantitativas y cualitativas de relativa estabilidad, pertenecientes a cualquier fenómeno, proceso o sujeto, que condicionan su manera específica de ser, al mismo tiempo que crean las bases para diferenciarlo de otros. (Rodríguez, 2022)
Como creación colectiva, social, la cultura de la humanidad es única: como manifestación concreta de una época, país o región, ella se expresa de manera diversa. Las raíces de la cultura de cada pueblo, se encuentran profundamente arraigadas en su historia, tradiciones, idiosincrasia, en sus formas particulares de percibir y trasformar la sociedad en que vive.
Esa manera definitiva de cada sociedad de hacer, de expresarse, de sentir y de pensar, es precisamente, lo que apunta su sello, su originalidad a cada pueblo: su identidad cultural. La identidad cultural constituye una representación que tiene el individuo –sujeto- acerca de lo que significan los aspectos o facetas de la cultura que se hacen cada vez más significativos y por ello logra dicho sujeto una mayor identificación, la misma está constituida por un sistema de creencias, actitudes y comportamientos que le son comunicados en el contexto social lo que la hace ser un modo de sentir, comprender y actuar en la sociedad. (Ortiz, 2022).
El destacado investigador cubano Miguel Rojas afirma que la identidad cultural constituye:
[…] una categoría omniabarcadora y compleja, que como identidad en la diferencia contiene, en correlación, la mismicidad y la alteridad, el yo y el otro, de aquí su carácter inclusivo; representando una identidad colectiva como horizonte de sentido, con capacidad de autorreconocimiento y distinción, la cual caracteriza la manera común de vivir en el tiempo y el espacio del ser humano…. (Rojas, 2011, p.58).
La identidad cultural remite a la cultura, y es por eso que la identidad cultural, “tiene que presentarse bajo la forma de una reafirmación de la propia tradición cultural y las costumbres” (Ortiz, 2022, p.38).
Es esa identidad la que distingue a unos pueblos de otros, que aporta su diversidad y colorido a la cultura universal, es la definitiva expresión de la conexión que existe entre todas las culturas y lo humano, plasmado en ellas. La identidad no es una suma de datos empíricos, costumbres, tradiciones, sino un proyecto cambiante el cual teniendo como base la historia que se mueve, puede afirmarse. La identidad es afirmación de lo nacional incluso puede serlo continental o regional.
La identidad cultural se construye por la actividad y la voluntad de los hombres en su quehacer histórico social y cultural y por tanto constituye un todo concreto, complejo y diverso por varias determinaciones y contextos que la conforman.
Marxismo y cultura. Premisas
Desde una perspectiva marxista, la cultura no se considera un aspecto aislado y atemporal de la realidad humana, ni las emociones se consideran como un mundo en sí mismo o ajenas a los acontecimientos de la historia. Dado que las experiencias humanas se definen por las condiciones de la vida material, las ideas de destino perdurarán mientras la pobreza sea una característica de la vida humana.
El marxismo asume la cultura básicamente desde dos perspectivas: una amplia y otra estrecha. En la primera la cultura es comprendida como creación del hombre resultado de la complejidad de las transformaciones que el hombre realiza a la naturaleza y a la sociedad. En una visión estrecha se reúnen y acumulan los seres humanos experiencias las cuales pueden ser trasmitidas a otras generaciones.
Entendida de esta forma la cultura para el marxismo sobresalen las elaboraciones de Marx y Engels. Si bien no escribieron textos con toda integridad dedicados a la cultura, y no es muy recurrente el uso del término, sus trabajos muestran premisas importantes para el estudio de la cultura. Entre ellas se pueden apuntar:
Premisa 1: Condiciones del hombre en la historia
Con los Manuscritos de 1861-1863 ofrece Marx las posibilidades de comprender el proceso de construcción del conocimiento en una prospectiva histórica determinada por las relaciones que los hombre contraen en el proceso de producción y que a partir de esta relación es posible comprender el desenvolvimiento de la cultura y su materialidad, … “ el hombre produce socialmente…se halla en presencia de una naturaleza estructurada y ante la existencia de relaciones entre los productores” ( Marx, 1982, p.18). Se aprecia el cómo se va formando en el proceso de producción la cultura y con ello van cambiando las fuerzas productivas en nexo con los utensilios, instrumentos y medios de trabajo.
En el proceso descrito media el virtuosismo personal del obrero, su habilidad de manejar y conocer los diferentes cambios que se van produciendo en el proceso productivo los cuales implica cambios en las propias relaciones interpersonales y con sus semejantes.
Por tanto, la cultura es preciso entenderla como producto de un proceso productivo y por eso es decisivo en su doble comprensión como naturaleza y como bien de consumo; de producción. Estos dos aspectos coexisten en toda sociedad porque son inherentes a la existencia humana y su doble naturaleza de bien de consumo en cuanto resultado materializado en artefactos y subjetivado en ideas y de bien de producción en el sentido de la capacidad humana de idealizar posibles efectos y acciones a realizar para lo que se necesitan nuevos instrumentos, nuevas técnicas de exploración de la realidad y de crear ideas que significan, explican y planifican las acciones a emprender.
En la Ideología Alemana Marx y Engels presentan la producción material y con ella la construcción histórica de la cultura mediada por la producción de bienes materiales. “El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que se trata de reproducir. Este modo de producción no debe considerarse solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos” (Marx, Engels, 1974, p.19).
Estas relaciones condicionan una ideología la cual en determinadas condiciones de existencia son necesarias para la comprensión de la cultura. En la misma se realza el papel de la base económica y la conciencia en el desarrollo de la sociedad. En general se plasman premisas orientadoras para la comprensión de la cultura desde la dialéctica materialista.
Asimismo de suma importancia constituyen los tres momentos que Marx y Engels esclarecen para el estudio del hombre en su historia y por lo tanto en su cultura. El primero se refiere a la producción de los medios indispensables para la satisfacción de las necesidades, es decir, la producción de la vida material misma. La satisfacción de determinadas necesidades y como estás conducen a la aparición de otras nuevas es el segundo momento que conduce a un tercero donde se reconoce la posibilidad de procrear a otros hombres donde se conforma la familia como relación social y por tanto cultural (Marx y Engels, 1974).
Premisa 2: La noción de ideología en la cultura
Los contenidos ideológicos de una cultura consisten en considerar, en un contexto determinado el conocimiento científico de esa cultura no como una mera acumulación erudita de saber, sino ante todo, un paso gigantesco en la autocomprensión del hombre acerca de lo que hace, y por consiguiente de lo que puede hacer en el presente y en el futuro. Una autocomprensión, es tener en cuenta la vida material-concreta del hombre sin apartarse de su convivencia social (Urteaga, 2009)
La ideología en el estudio de la cultura no se trata de los contenidos, sino de una cierta lógica de producción simbólica de la subjetividad y de la imagen del mundo donde es tomado en cuenta la producción cultural de las amplias masas. El papel fundamental que cumple la ideología en toda sociedad en la que existen relaciones de explotación, es la de justificar y preservar la estructura social existente.
La ideología es expresión en el plano de la conciencia de una posición social determinada, a partir de la cual es posible un conocimiento. En otras palabras, la ideología es conciencia, en tanto que conciencia parcial, conciencia que a pesar de ser real no es captada en su totalidad.
En Marx la ideología ha oscilado entre un significado epistemológico y otro político a lo largo de su obra. Esa oscilación, hace que los problemas abiertos por este concepto no puedan ser trata‐ dos linealmente o en bloque. Básicamente esta divisoria se justifica por los desarrollos que Marx ha hecho en La ideología alemana. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; … “ se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida” ( Marx y Engels, 1974, p.26).
Engels en su carta a Franz Mehring de 1893 reconoce que la ideología es un proceso que se opera por el hombre o grupo humano, conscientemente, donde intervienen las verdaderas fuerzas propulsoras que lo mueven, las cuales el hombre no las conoce totalmente y puede que permanezcan ignoradas para él; de otro modo, no sería tal proceso ideológico (Engels, 1987)
Se aprecia un proceso discursivo, de un contenido y forma del pensar, donde se mezcla lo propio de cada ser humano con el de sus predecesores creación, actos y pensamiento se enaltecen. Aquí hay trasmisión de cultura de una generación a otra.
Lo connotado hasta este punto muestra lo peculiar en el estudio de la cultura que realiza el marxismo distinguiendo el factor productivo y el ideológico como componentes importantes para el estudio de la cultura. En los días que corren del siglo XXI es necesario una relectura de estas premisas y su respectiva contextualización en los marcos de la industrialización de la cultura, la mundialización de esta, como proceso objetivo que ocurre a través de la industria cultural (Coggiola, 2001).
Siendo así el reconocimiento de la propia cultura parte esencial de este ejercicio de liberación, es la descolonización cultural como instrumento que permite esclarecer el reconocimiento de lo propio, de lo esencial con valor, que permea lo cotidiano donde un grupo de personas están inmersos a la espera de encontrar en su cultura esas determinaciones que lo hacen reconocerse como latinoamericano, como cubano.
Al reconocer la importancia de esta identidad que es propia, que se construye en el encuentro con el otro, en un territorio especifico y dinámico, se abre así un abanico de posibilidades desde la creación dinámica y desde diferentes escenarios como el social, el político, el educativo; desde la construcción de nuevos marcos institucionales y de políticas incluyentes acorde a las realidades concretas en vista de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes (Cardona, 2020).
Este proceso se manifiesta en la cultura a través de la presencia de símbolos y patrones que no corresponden con las características culturales e identitarias de una sociedad dada. Descolonizar la cultura a una serie de conceptualizaciones que enuncian y permiten interpretar la cultura respetando sus orígenes y trascendencia popular (Restrepo y Rojas, 2010).
En este sentido la descolonización de la cultura refiere una ética en oposición a diseños globales y totalitarios en nombre de la universalidad -que fácilmente corren el riesgo de hacer a un particular eurocentrado representar lo universal-, la pluriversalidad constituye una apuesta por visibilizar y hacer viables la multiplicidad de conocimientos, formas de ser y de aspiraciones sobre el mundo.
En la actualidad se aprecia un crecimiento inquietante en la reproducción de patrones que indican la presencia de colonización cultural en Cuba. El Programa para enfrentar la colonización de la cultura “Sembrar ideas, sembrar conciencia,” tiene como objetivo fundamental la promoción de las raíces y el patrimonio nacional mediante talleres en instituciones educativas, mediáticas y en las familias para hacer frente al consumo de contenidos banales.
De esta forma se está en presencia de la necesidad de una formación cultural con valores éticos, los cuales permitirán liberarnos definitivamente en un mundo donde predomina la esclavización de las mentes y de las conciencias. El modelo hegemónico propone un paradigma individualista, competitivo que se asocia con el llamado buen vivir secuestrando subjetividades de los más jóvenes que acaban dando prioridad a un modo de vida superficial y vacío.
En nuestros días es común de la cotidianidad hablar más de carencias que del bienestar proporcionado por la revolución donde la dignidad, y los bienes relacionales y culturales no se visibilizan y son tratados de ocultar por modelos culturales de rechazo y odio. Es necesario recurrir al líder de la Revolución cubana cuando realizó su llamado a: “emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos.” (Castro, 2000, p.4). He aquí un elemento a tener en cuenta para descolonizarnos por nosotros mismos, con nuestros propios esfuerzos donde la cultura es, por supuesto, el instrumento principal de ese proceso descolonizador.
En Cuba actualmente se aprecian símbolos y fetiches que representan la globocolonización. No se pueden subestimar estos procesos hay que realizar acciones que promuevan la dignidad, la justicia, la equidad social en sentido general principios solidarios todo vinculado a una ética donde las experiencias sociales salgan a la luz y promuevan intencionalmente opciones culturales genuinas, fomenten una visión crítica en torno a los productos de la industria hegemónica del entretenimiento.
La batalla contra la colonización hay que pensarla desde las comunidades espacio relacional donde concurren símbolos y prácticas culturales las que a su vez son trasmitidas por las redes sociales proceso que se contradice con lo que se enseña en la escuela (Programa para enfrentar la colonización de la cultura, 2022). La unidad es lo único que puede contrarrestar la hegemonía del capitalismo.
La colonización cultural se manifiesta de muchas formas, pero que apenas percibimos, de tan habituados que estamos a ella. En lo que llevamos de siglo XXI se han producido movimientos de crítica contra el colonialismo occidental, el racismo y el machismo. Sin embargo, perviven todavía muchas otras formas de dominio cultural que –incluso siendo hasta cierto punto legítimas– pueden llegar a ser también dañinas cuando alcanzan un poder excesivo que les permite anular cualquier manifestación alternativa. Descolonizar la cultura no es un ejercicio fácil hay que romper estereotipos que limitan la visión de lo latinoamericano y lo cubano de forma particular.
El destacado intelectual cubano Abel Prieto presidente de Casa de las Américas promueve, junto a un grupo de pensadores, el documento “Sembrar ideas, sembrar conciencia,” Programa para enfrentar la colonización cultural y se pronuncia por fortalecer la articulación efectiva de instituciones y organizaciones, comunicadores, maestros, instructores de arte, artistas y demás actores que contribuyen directa o indirectamente a la formación cultural.
Dicho programa defiende un discurso contrahegemónico, se propone reivindicar la memoria colectiva de los pueblos a través de contenidos propios, así como enaltecer lo genuino y autóctono de las culturas locales, regionales y nacionales. He aquí la premisa marxista de la relación que guardan estos procesos con el factor ideológico, con la forma en que se asimila la realidad y esta puede ser interpretada.
El contexto actual exige otras lecturas y cambios de paradigmas, donde la sostenibilidad y la prosperidad se equilibren con la solidaridad, la corresponsabilidad y las relaciones humanas. Uno de los principales desafíos es posicionar el arte nacional entre los diversos contenidos que proponen los mercados hegemónicos.
Los códigos de los jóvenes cuestionan las vivencias de sus mayores, al mismo tiempo se comparten contradicciones y esperanzas generacionales. Ese discurso plural desde la Isla conecta con las historias del continente y del mundo. Descolonizar es diseccionar ese cuerpo propio y colectivo que nos conforma. Entonces veremos fluir esa sangre mestiza y apreciaremos el fluido diverso e incontenible (Prieto, 2022).
Estos aspectos se vinculan con las condiciones del hombre en la historia, en la sociedad. Si bien el marxismo parte de explicar este aspecto tomando como elemento básico la producción no se reduce a ello porque dentro de este proceso se desarrollan relaciones humanas internas del propio proceso productivo pero se generan relaciones hacia lo externo, lo familiar y el ambiente en general que rodea la producción de bienes materiales.
La descolonización cultural significa repensar en lo propio y en la dignificación de nuestra cultura, es reconocimiento de sí mismo, de la autoestima, del medio social inmediato, de la historia y el patrimonio. Todo ello debe tomar en cuenta aspectos cognitivos, apoyados en las fuentes históricas y culturales, acompañadas del componente afectivo, para desarrollar valores y convicciones, puesto que la descolonización de la cultura precisa de conocimientos e información.
Descolonizar, epistemológicamente, científicamente es la verdadera revolución cultural y para lograr lo anterior es necesario: “promover el ejercicio del pensamiento crítico en medio de un mundo muy frívolo y de una gran pereza intelectual, que rechaza todo lo que pueda perecer complejo. Abundan las personas colonizadas culturalmente que no tienen conciencia de ello.” (Programa para enfrentar la colonización de la cultura, 2022, p. 8). He aquí la importancia de la ideología para enaltecer la cultura propia de una nación.
Conclusiones
Si se profundiza en el origen real del concepto de cultura y su análisis desde el marxismo se posibilitan aspectos, directrices que demarcan la comprensión de cultura entre las más significativas se encuentran: las condiciones del hombre en la historia, en la sociedad donde la producción y reproducción de la vida material incide en el establecimiento de relaciones sociales. Lo anterior se relaciona con la ideología y su importancia dentro del complejo entramado social donde creación artística, operaciones técnicas, maquinarias se vinculan con la inteligencia humana.
La descolonización cultural significa repensar en lo propio, defender las tradiciones culturales, dignificar la cultura, siempre con respeto a la historia y el cuidado y conservación del patrimonio. En todo momento se debe tener confianza en el hombre y en el genio colectivo como potenciación de la individualidad y los profundos retos sociales que ello implica.
El Programa para enfrentar la descolonización de la cultura “Sembrar ideas, sembrar conciencia” aboga por la unidad de todos los sectores educativos, políticos y sociales en Cuba para contrarrestar la hegemonía del capitalismo y con ello la imposición de procesos identitarios que buscan abandonar las raíces y espíritu de lucha y creación cultural del pueblo cubano
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Declaración de conflictos de intereses: Los autores declaran no tener conflictos de interés.”
Declaración de contribución de los autores/as utilizando la Taxonomía CRediT:
Adriana Mercedes Ortiz Blanco, Luisa Carrión Cabrera y María del Carmen Rodríguez López: revisión bibliográfica, investigación y redaccción.
Declaración de aprobación por el Comité de Ética: Los autores declaran que la investigación fue aprobada por el Comité de Ética de la institución responsable, en tanto la misma implicó a seres humanos.”
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